Ofertas de luz y gas

SANTA MARIA DE NIEVA: PESCADO FRESCO...

PESCADO FRESCO
De Paquillo el Consumero y El Tío la Pipa.

El otro día, cuando escribía sobre lo de los coches a gasógeno, su ruido y sus convocantes visitas, recordé otras visitas menos gratas que tenían lugar por la pedanía de Nieva.
Se trataba de los entonces llamados: “Los Consumeros”, y sus andanzas por aquellas pobres y castigadas tierras, en los tiempos del uso del gasógeno y algunos años después.
Los Consumeros, eran personas a los que el Ayuntamiento de Huércal, le había encargado la difícil tarea de cobrar los impuestos, gravámenes o gabelas que, en los años de durante y después de la guerra civil, no se habían recaudado.
¿Como se iban a pagar esos transcurridos años?, si la gente no tenía casi ni para alimentarse.
La cuestión era, que de estos “señores” que subían a realizar la misión del cobro, se hizo bastante famosa una pareja integrada por Paquillo el Consumero y su jefe (algo más joven), El Tío La Pipa, este último así llamado, por llevar siempre entre sus labios, ese instrumento utilizado para fumar.
Y lo que también ocurría era, que apenas esta dispareja pareja (siempre acompañada por la de la Guardia Civil), era oída y/o vista carretera arriba desde los cerros aledaños por pastores o agricultores, empezaba a difundirse a voces, la contraseña que sin previa elaboración, ya se había arraigado entre los vecinos de la comarca.
Esa contraseña (voceada), era PESCADO FRESCO. Y al grito de “pescado fresco”, se iban cerrando las puertas de los cortijos, y desapareciendo sus moradores en los olivares, o entre los taráis, salaos u otras plantas, arbustos o recovecos del terreno.

No se cuan jugosa resultaría la pretendida cobranza de impuestos, pero si sé que conservo en mi mente, la triste imagen que presentaba esa pareja de consumeros -que acompañada por la pareja de la guardia civil-, llevaba de la soga que la ataba del cuello a una cabra embargada por deuda de impuestos, y tras ellos, calle abajo, llorando y rogando le devolvieran su prácticamente única fuente de alimento, la dueña del animal, una anciana que vivía por la Rivera.
Así los vi pasar frente a mí., y detenerse frente a mi casa, con la taberna de Nieva., por entonces.
Un triste recuerdo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
yo no puedo recordar el hecho, por cuestiones obvias, pero si le puedo decir que ahora el "pescado" se lo tenemosque llevar alli y sin retraso.
Un saludo, José Mª