LUZ: 5 Cts/kWh 3.0 TD

RODALQUILAR: El futuro es lo que está por venir o suceder. No obstante,...

El futuro es lo que está por venir o suceder. No obstante, me voy a expresar en presente, pero situando en ese tiempo venidero, la acción del relato.
Transcurre apacible, lento, pesado, el tórrido verano del año dos mil treinta y dos, que a causa del cambio climático, está siendo excesivamente caluroso, con una temperatura superior a la que soportaban ochenta años antes.
Procedente de otra comunidad autónoma, ha llegado a Rodalquilar, para pasar unos días de vacaciones, una familia formada por: unos hermanos y la esposa del varón, sus hijos y los nietos. Con frecuencia, el “viejo” les habla de su tierra, en la que vivió siendo niño, y de todos los rincones del pueblo que él conoce como la palma de su mano; cuenta cómo vivía, a qué jugaba y quiénes eran sus vecinos en el lugar conocido como Casas Nuevas.
En su imaginación él, ve estas casas como estaban cuando vivía en ellas y, aunque piensa que estarán un poco más deterioradas por el paso del tiempo, sigue pensando en encontrarlas, más o menos, como la imagen que de ellas guarda en su memoria. Desea poder explicar a los suyos, ante la vista de la casa, todo lo que él recuerda de su vida en aquel espacio.
Ilusionado, a la mañana siguiente, se levanta temprano. Sale acompañado de los suyos y, para ir atajando hasta donde quieren llegar, desde más abajo del Tenis, en grupo atraviesan la rambla. Pasan por el lado de lo que fue el cortijo de “Juan Arias” y junto al caserón que llaman “el casino”, además de otras casas cercanas. Al poco de ir caminando llegan al lugar donde estaba el mástil de la bandera.
Se miran extrañados, al ver por todas partes montones de piedras formando grandes cuadrados. Se encuentran cerca de unas ruinas. Se dirigen hacia la derecha, en dirección a lo que fue una escuela de chicas, para ir hacia el borde de la rambla. Todo continúa siendo piedras y más piedras; están entre lo que fue la escuela y la casa de María, aquella vecinita con la que su hermana jugaba cuando era niña.
Decepcionado, ante tan desoladora perspectiva, el “viejo” se queda parado; con la imagen en la memoria de sus padres aún jóvenes, abrazado a su hermana, contempla compungido las ruinas pensando que es un mal sueño. No es este panorama lo que esperaba encontrar. Anhelaba ver, si todavía, quedaba algún vestigio de aquel avión de madera, que a modo de veleta colocó su padre sobre la fachada de la casa, el cual giraba según le viniera el viento. Se siente decepcionado por no haber podido ver en pié, aquellas casas que no había vuelto a ver desde que se marchó siendo un chiquillo, y hablando con desgana y mal humor se dirige a sus acompañantes:
-Estas casas que veis en ruinas no tienen ni cien años, pues sólo hace ochenta y uno que su construcción comenzaron, y en la que yo viví, tenía aún menos. Al lugar le llamaban Casas Nuevas. ¡Qué contradicción viendo tales montones de piedras! Estas fueron las viviendas de empleados y mineros, que trabajaron para la empresa explotadora de las minas hasta hace unos sesenta y seis años. Aquí, cuando era niño, viví acompañado de mis hermanos y padres, vuestros abuelos y bisabuelos.
Estando en estos comentarios, ven llegar a un señor de avanzada edad, un anciano, de más o menos la edad del abuelo. Inician con él la conversación preguntándole por el estado de las casas, y éste, con gesto apesadumbrado y un matiz de pena en su voz, les contesta:
-Hace sólo treinta y dos años, en el dos mil si mal no recuerdo, leí que, la Administración Autonómica, anunció que convocaría un concurso internacional para el diseño de la futura Villa Turística de Rodalquilar, y en el dos mil tres, la Consejería de Medio Ambiente, presentó un proyecto de recuperación y reconstrucción, como alojamiento hotelero, del antiguo poblado minero. Pero como ya habéis visto, todo quedó en agua de borrajas. Lo que iba a ser, o podía haber sido, un complejo hotelero para turistas, o un lugar donde, previo pago de un adecuado precio, pudieran pasar unas merecidas vacaciones los jubilados, o los hijos de aquellos mineros que en este pueblo trabajaron, terminó en lo que estáis viendo, en estos montones de piedras, debido a la indolencia, la apatía y la desidia de los políticos con poder de decisión en este caso. Yo, las visito cada día y recorro sus vacías calles sin nombre, recordando quién vivía en cada casa, para ejercitar la memoria y no perder mis recuerdos, que ya, a esta edad, va costando mantenerlos. Pero, ¿conocían ustedes esto?
-Sí. Vivíamos en esa casa. -Le contesta el abuelo, indicando con la mano extendida los restos de la casa a la que se refiere.
-Entonces… ¡tú eres fulano! ¿Y, no te acuerdas de mí?, yo viví en aquella otra.
- ¡Pues claro, ahora caigo! ¡Tú eres mengano! Estuvimos juntos en la escuela. Por tus rasgos lo pensaba, pues me recuerdas un poco a la imagen de tu padre que tengo en mi memoria, pero no me atreví a decirlo por si estaba confundido.
- ¡Qué alegría volverte a ver!
- ¡La de veces que hemos jugado juntos!
- ¿Te acuerdas del campillo de fútbol de la escuela de D. Mariano?
- ¿Y de las guerrillas que montábamos?
Se alegran de volver a encontrarse después de tantos años. Tras esas palabras a modo de saludo, los dos hombres se funden en un emocionado abrazo, recordándose mutuamente un tiempo pasado, que quedó difuminado por el paso de los años, mientras de sus apenados ojos afloran unas lágrimas que van resbalando por sus mejillas, y para que los demás no vean en ello un signo de debilidad, las secan de un manotazo. No piensan estos hombres, que no es debilidad dejar translucir, ante los demás, nobles sentimientos.
Durante un rato los octogenarios recuerdan su vida, que ya es historia de letra pequeña, mientras los demás miembros del grupo, acompañados de la hermana del “viejo”, deambulan por entre las ruinas de lo que, en su día, fue su hogar en Las Casas Nuevas.
Pienso, que a la vista de lo que actualmente hay, algo similar a lo narrado será lo que un futuro, no muy lejano, depare a las Casas Nuevas. Lo he escrito en presente para tener la sensación de vivirlo los que no lleguemos a “viejos”. Quiero hacer constar que no uso en tono peyorativo la palabra “viejo”. La he puesto con todo el cariño, por el respeto y el afecto que éstos, siempre me han inspirado.
Con este último relato he terminado de contar lo que quería decir tras la corta visita del “Cuarto Encuentro”, sirviéndome para ello de los tres tiempos de la acción verbal: pasado, presente y futuro, y se lo quiero dedicar a mis primos Manuel y Carmen, que, de niños, también vivieron en Rodalquilar.
Hermenegildo García Pino
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Amigo Gildo:
Entre las historias que se cuentan, las hay que son reales y la tuya lo es. A medida que leía, creí que en algún momento, nos estaba viendo alguien desde la esquina de aquellas casas para luego escribir lo que había visto. Pero no, no soy el único viejo que ha paseado por esas viejas calles en compañía de su familia y de sus recuerdos.
Gracias amigo, por saber llegar al corazón de estos viejos y de ver en sus caras, esas lágrimas producidas por la alegría y a la vez tristeza.
Muchas ... (ver texto completo)


5 Cts/kWh para tarifa 3.0 TD, otras tarifas consultar.
Llama al 654 409 325, ofertas especiales para Pueblos de España