Cuando me he enterado, a través del amigo Lermos, de la muerte de D. José y Dª. Antoñita me ha invadido un cierto sentimiento, como casi siempre que me entero de la muerte de algún conocido, y aunque D. José no fue maestro mío si fue una figura entrañable, al igual que lo fue Dª. Antoñita que si fue maestra mía. Recuerdo cuando cantaba y hacía de voz solista en el coro de la iglesia. Desde aquí, para ellos mi reconocimiento y mientras la memoria no me falle siempre estarán en mis recuerdos.