Querido amigo Gildo. Días atrás hablando por teléfono me comentaste que en cuanto pudieses entrarías en las “conversaciones” que tenemos aquí en nuestra casa. Hoy lo has hecho y te doy las gracias de todo corazón. Dicen, que cuando se piensa mucho en algo es posible que se sueñe con ese algo. Me gustaría irme a dormir y tener un sueño de aquellos que a veces nos parecen reales y que este sueño fuese provocado a causa de haber leído muchas veces tu mensaje. Acabo de leer tu mensaje por enésima vez y en mi memoria afloran recuerdos ya olvidados (olor a tierra mojada cuando llovía, nuestra visita por la mañana a la rambla cuando esta salía y intuitivamente girábamos hacia la izquierda nuestra cabeza para ver aquel salto de agua, el chorreón de Pavón, nuestros barcos hechos de penca, el cántaro debajo de la canalera con aquel ruido que hacía al entrar el agua en el, barreño de cinc, y las palabras que tu has escrito que como bien dices ya están en desuso). Todo esto que has escrito me hace volver a mi infancia por un espacio de tiempo el cual me gustaría que no acabase.
Gracias Gildo por haber hecho que me sienta niño, y con ese sentimiento me voy a la cama pidiéndole a Morfeo, que durante mi sueño de esta noche haga (realidad) que todo lo escrito por ti, pueda (revivirlo) junto a mis amig@s de infancia.
Un fuerte abrazo.
Gracias Gildo por haber hecho que me sienta niño, y con ese sentimiento me voy a la cama pidiéndole a Morfeo, que durante mi sueño de esta noche haga (realidad) que todo lo escrito por ti, pueda (revivirlo) junto a mis amig@s de infancia.
Un fuerte abrazo.