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RODALQUILAR: Como en alguna ocasión he dicho, se me está secando...

Como en alguna ocasión he dicho, se me está secando la fuente de mis recuerdos. Pero hoy hablando con Manuel y Otón me he acordado de una pequeña anécdota y ¿por qué no contarla? Quizás alguno que compartió esta anécdota conmigo lea el foro y se acuerde de ella y me doy por bien pagado con el simple hecho de que se le escape una sonrisa.
Tenía unos 10 años y estaba de vacaciones en pleno Agosto. Me acerqué a las chiqueras que había en la falda de la rambla y en una de ellas subidos en la tapia que rodeaba la cueva del cerdo, habían varios críos entre ellos el (bueno) de Adolfo el “mauro” era unos 4 años mayor que yo, detrás de mi llegó mi hermano Manuel y dijo “el mauro” (el que coja la peseta rubia de la chiquera es para el). Había tirado una peseta dentro de la chiquera y los chiquillos pensábamos que si saltábamos dentro a cogerla luego nos la quitaría pues era mayor que nosotros y a esa edad 4 años es mucho; al llegar mi hermano un año mas pequeño que el “mauro” yo me vestí de valor y salté a la chiquera y cogí la peseta rubia, como aquel que dice aún no habían tocado los pies al suelo y ya tenía las dos piernas negras negras de pulgas, me enganché a la pared y mi hermano me dio la mano y salí dándome manotazos en las negras piernas llenas de pulgas. Como había pensado, el “mauro” ya me estaba pidiendo la famosa “rubia” le dije que no y fue a cogerme para quitármela y mi hermano se puso delante, momento que aproveché para tirarla a su “alcancía” la chiquera, y salí corriendo que me las pelaba para mi casa, mientras, mi hermano y el se daban los clásicos empujones que significaba que ambos se temían. No se cómo acabaría lo de la “rubia” seguro que se las inventaron para cogerla, porque en aquellos tiempos una peseta daba para mucho y no era cuestión de perderla aunque uno saliera (enjambrao) de pulgas. Yo acabé en el patio de mi casa como Dios me trajo al mundo y con la manguera de la pila de lavar enchufándome agua por todos los lados, pues llevaba pulgas hasta en las arrugas de los párpados, menos mal que era verano. (Pero la peseta no te la di, ¿te acuerdas, mauro?
Un fuerte abrazo para la familia Lozano en especial a Adolfo, pues estoy seguro que se enterará de este mensaje.