Apreciable Sr. Leocadio: es para mí un gran honor el haber sido correspondido por usted ya que yó le considero una autoridad dentro y fuera de éste foro. Quiero agradecerle me halla dado la bienvenida y que halla tenido usted el detalle tan bonito de dirigirse a mí sin conocerme. Sería estupendo como usted dice, volver atrás en el tiempo. Esto es imposible pero sí es posible crear un pueblo virtual para los que estamos y los que se vallan incorporando. Muy buena esta idea la sulla. Por mí, desde ahora mismo es nombrado hijo adoptivo.
Sr. Leocadio: quiero pedirle por favor, ya que conoce a Fernándo Linares Ramos y a conocido a su padre, haga usted memoria y digáme: ¿Conoció usted a un chico que dibujaba muy bien y era hijo de un sargento? Este chico se llamaba Antonio y era un compañero de colegio. También recuerdo a otro niño hijo de un guardia, que imitaba muy bien a un locutor radiando un partido de fútbol. Perdone, pero no recuerdo el nombre. Sí recuerdo a un capitán muy joven. En una ocasión, ardieron Las chiquerillas que habían por debajo de El tenis y al lado de éstas, había un camino que conducía a Los Méndez y a Los Albacetes. Como éste camino, lo recorríamos a diario unos cuantos niños para ir a la escuela, pues vivíamos en los Albacetes. Conocí a nuestro capitán, porque nos llamaron al cuartel a declarar sobre el incendio; nos dieron por sospechosos. No guardo ningún rencor por aquello. Comprendo que era su deber por aclarar lo sucedido. Después de unos días se supo que podría haber sido un pobre vagabundo llamado Ortega que pasaba las noches durmiendo en éstas chiquerillas desocupadas. No recuerdo haber visto nunca cerdos en ese lugar.
Recuerdo también, que éste mismo oficial mandó a un guardia (creo que era su chófer) a la peluquería donde yó ejercía de barbero con el recado de que fuera al cuartel para cortarle el pelo; pero no me dijo que tenía que ir urgentemente. El caso es que, cuando entré en su despacho, me preguntó porqué no fuí antes. Le expliqué que no podía dejar en la calle a los clientes. Entonces me dijo: Vete y que no vuelva a pasar. Me parece que fué así. No sé si tenía ganas de bromas.
Una vez mas, quiero darle las gracias por su atención; también pedirle disculpas por lo pesado que he sido; pero es que contando cosas de nuestro pasado, no me canso. También yó le digo, que siga contando cosas de Rodalquilar; gracias a usted, a Ramón Pérez, Curro, Otón y todos los de éste foro, conozco mucho mejor mi patria chica. Sr. Leocadio, desde Sant Boi de Llobregat (Barcelona) le manda saludos: Manuel Méndez.
Sr. Leocadio: quiero pedirle por favor, ya que conoce a Fernándo Linares Ramos y a conocido a su padre, haga usted memoria y digáme: ¿Conoció usted a un chico que dibujaba muy bien y era hijo de un sargento? Este chico se llamaba Antonio y era un compañero de colegio. También recuerdo a otro niño hijo de un guardia, que imitaba muy bien a un locutor radiando un partido de fútbol. Perdone, pero no recuerdo el nombre. Sí recuerdo a un capitán muy joven. En una ocasión, ardieron Las chiquerillas que habían por debajo de El tenis y al lado de éstas, había un camino que conducía a Los Méndez y a Los Albacetes. Como éste camino, lo recorríamos a diario unos cuantos niños para ir a la escuela, pues vivíamos en los Albacetes. Conocí a nuestro capitán, porque nos llamaron al cuartel a declarar sobre el incendio; nos dieron por sospechosos. No guardo ningún rencor por aquello. Comprendo que era su deber por aclarar lo sucedido. Después de unos días se supo que podría haber sido un pobre vagabundo llamado Ortega que pasaba las noches durmiendo en éstas chiquerillas desocupadas. No recuerdo haber visto nunca cerdos en ese lugar.
Recuerdo también, que éste mismo oficial mandó a un guardia (creo que era su chófer) a la peluquería donde yó ejercía de barbero con el recado de que fuera al cuartel para cortarle el pelo; pero no me dijo que tenía que ir urgentemente. El caso es que, cuando entré en su despacho, me preguntó porqué no fuí antes. Le expliqué que no podía dejar en la calle a los clientes. Entonces me dijo: Vete y que no vuelva a pasar. Me parece que fué así. No sé si tenía ganas de bromas.
Una vez mas, quiero darle las gracias por su atención; también pedirle disculpas por lo pesado que he sido; pero es que contando cosas de nuestro pasado, no me canso. También yó le digo, que siga contando cosas de Rodalquilar; gracias a usted, a Ramón Pérez, Curro, Otón y todos los de éste foro, conozco mucho mejor mi patria chica. Sr. Leocadio, desde Sant Boi de Llobregat (Barcelona) le manda saludos: Manuel Méndez.
