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RODALQUILAR: Amigo Leocadio. Esa panorámica es la que más me conozco...

Amigo Leocadio. Esa panorámica es la que más me conozco porque es la que vengo contemplando a ajo y agua durante 17 años. Pero lo mejor es su entorno: el PARAÍSO del Playazo, la Molata y su falda hasta el camino. Esa fachada del cortijo no se vino abajo porque la máquina picadora no tuvo tiempo de llegar hasta ella. Era más sencillo y seguro trabajar a retaguardia del edificio y desde allí destrozar todas sus dependencias y estancias. No se conformaron con demoler las obras nuevas de poniente en construcción de la familia de mi prima Adriana, lo cual ya fue un abuso de poder del caciquismo que no hay quien extermine de esta tierra. Pero ya va quedando menos para que los sinvergüenzas salgan a la palestra: caciquillos de Medio Ambiente y del entonces Ayuntamiento de Níjar. Este cortijo está cortado con el mismo patrón que otras dos canalladas más. Heredamos de mi padre parte de tres cortijos y todos tienen una historia lamentable. Todos tienen un denominador común: destrucción maquiavélica de la historia de Níjar. Los otros dos cortijos valdrían o valdrán dinero, pero éste vale más que todo eso. Ofertas para venderlo no nos faltan, y siempre me frena el mismo pensamiento: que los caciques que ordenaron destruirlo paguen su culpa. Gracias a Dios mi familia y yo tenemos trabajo, y de momento no tenemos esa necesidad.
Yo no me cabreo, amigo Leocadio. Solo me ocurre un poco como a ti, que hay cosas en esta vida que nos hierven la sangre, y seguramente lo mejor para nuestra salud sea no tocarlas.
La semana pasada mi hermana María del Mar me mandaba la noticia que salió en la prensa local de Almería el lunes pasado sobre el Hotel Los Patios, situado en La Ermita camino del Playazo. Su propietaria según el artículo, la cordobesa Teresa Linares, hija de emigrantes a Barcelona, en una entrevista confesaba que trabajando en un spot televisivo en Calar Alto conoció Almería" esta tierra te engancha o la odias y a mí me enganchó". Y le compró a una señora un terreno en la Ermita con una casa que según cuenta extrañada tenía hasta escrituras. Su negocio es una oferta del turismo rural que en mi parecer y de muchos amantes de esta tierra, bien merece darle aprovechamiento en este pedazo de tierra. Pero hay una diferencia importante con una propiedad que existe a unos poquitos centenares de metros de la casa de aperos de escasos metros cuadrados que compró la señora Maite (curiosamente conservo fotos de lo que había antes en ese terreno antes de construir el hotel): ochocientos metros cuadrados de edificio demolidos del Cortijo El Playazo. Me gustaría saber cómo se consiguieron todos los permisos para edificar tantos metros cuadrados y cómo pudo superar la prueba de fuego que padeció en otra época mi familia. Si lee Vd. señora Maite estas líneas la animo a que participe en esta casa contando la verdad con claridez y honradez. A algunos nos llenaría de esperanza el que nos contara la historia de cuando comenzó su negocio, de los que entendemos que sería el futuro más equilibrado de este entorno. En aquella época como denunció mi prima Adriana cuando derribaron el cortijo El Playazo, se permitieron construir casas de un aljibe o de una balsa. Hoy en día parece que continúa la historia: se permite a unos y se prohíbe a otros. Espero equivocarme señora Maite y llevarme una grata sorpresa. En cualquier caso le deseo mucha suerte con su hotel que es una auténtica preciosidad.
Un abrazo a todos los amantes de nuestro PARAÍSO.