LA FUENSANTA: SUS COSTUMBRES...

SUS COSTUMBRES

Las costumbres y manera de ser de estos primitivos del campo de Huércal, eran sumamente sencillas: labrar y sembrar la tierra; recoger las cosechas, en los años que las lluvías eran favorables, que siempre y en todos tiempos fueron escasas; pagar con sus productos las contribucciones y á las personas que en las epocas más calamitosas les facilitaban al fiado los artículos para su manutención, cuyos pagos generalmente consumían lo recogido, volviendo de nuevo á tomar prestado á cuenta de la venidera. la alimentación más corriente consistia en cebada y maíz.
Sus vestidos, lo más sencillos y económico: chupa y calzón corto, por lo común de paño basto; después chaqueta y chaleco con botones de estaño, calzas de lana y alpargatas, con montera en invierno; salvo alguno que otro pudiente que usaban mejores paños, botones de plata, con sombrero calañes, y ampliay larga capa de igual paño con descomunal cuello, solo exhibidas en las grandes solennidades y en los tristes entierros, aún en los días más asfixiantes del verano; y en ésta estación la sencilla camisa y el airoso y árabico zeraguel, con un ligero chaleco al hombro, comúnmente, y con el exclusivo objeto de guardar en sus bolsillos la petaca y rústica bolsa con la piedra de chispas y el eslabón y yesca para el necesario cigarro; á tomar prestado á cuenta de la venidera cosecha, cuando no quedara aún pediente o alcance ó déficit; pues entonces, más que ahora, "estos pobres labriegos, los que con su rudo y forzado trabajo suministran los alimentos indispensables para el sostenimiento y aún el lujo y placeres de ciertas clases sociales de la población (pues las populares se difrencian poco de los campesinos), éstas, en compensación y prevaliendose de sus mayores bienes de fortuna y de las necesidades de aquellos, los explotaban escandalosamente con gabelas y réditos repugnantes á toda conciencia honrada". Las clases pobres y miserales, herapientos y descalzos, en su generalidad, ó á lo sumo con la clásica y económica esparteña y la ruín y vieja manta morellana, inútil ya para otros usos. La vestimenta de las mujeres, corría pareja con la de los hombres; frecuentemene con sencillas y burdas telas, que ellas mismas se tegían, y una especie de falda corta y suelta, que puesta sobre la cabeza, á usanza morisca, les servía de abrigo y recato, abierta tan solo lo bastante para ver obsolutamiento necesario.
En todos los tiempos fué auxiliar poderoso del hombre el sóbrio y sufrido juramento, que con su tenaz esfuerzo le ayudó á labrar la tierra y con su paciente sumisión transportó á lomo la carga de todo cuanto necesario fué á las necesidades domésticas, inseperable de su fiel compañero y defensor de los ganados y del hogar doméstico, el perro. Los mayores progresos y más grandes recursos, sin quitar su puesto al juramento, insustituible en la casa de labor para sus propios fines, fueron introduciendo el uso de otros animales de mayor fuerza, cual el mulo y la vaca; pues los adelantos en maquinaria agrícola no han tomado carta de naturaleza en nuestros cultivos, bien por no estimular á ello la inseguridad de las cosechas, generalmente de secano, ante la dominante sequía, ya po no existir grandes propiedades particulares, ora por sistemática resistencia del labrador á sustituir al primitivo arado romano con los modernos de vertedera.

"Homenaje a la gente de la Sierra de Las Estancias"
Bibliografía. HISTORIA DE LA VILLA DE HUÉRCAL-OVERA Y SU COMARCA. D. ENRÍQUE GARCÍA ASENSÍO. TOMO III.