BEIRES: ELEGÍA A UN MAMANTIAL...

ELEGÍA A UN MAMANTIAL

He aquí, quién sería
Un Hidalgo Caballero,
Que habitaba en las alturas
Entre tomillo y romeros.
-“Mala suerte,- ¡vive Dios! -,
me acompaña noche y día
pues he visto en sueños, por mi honor?,
se secó la Fuente Mía”.
-Mi bien querido,
Mi bien hallado.
Pero no está aquí…
Mi manantial se ha secado.
-No puede ser, ¡es una maldición!
Más el Viento susurrante de la Sierra Nevada
Sopla murmurando que en su LOCURA,
El Hidalgo Caballero
Ha visto los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.
Se les han aparecido y éste, del colapso, casi le da un infarto (pobre).
“-Pero ¿qué dicen los Jinetes, venga, presto, decidme”
-ruega el Hidalgo al Viento-
“- Vive Dios que daré muerte
a quién haya hecho tal maleficio,
0 si no me vengaré
hurtándole sus veredas.
“ ¿Sus veredad –dice el Viento?”
“-Si, sus veredas”.
“ ¿Y qué son sus veredas, mi Gallardo Señor?”
“- Pues tonto, sus ignorancias.
Lanza al viento un grito de “AIDE-MOI, MON DIEU!
Por donde tu agua pase no crezca ni un rosal,
Ni un zarzal, ni un espliego.
Eso es lo que te digo, labriego.
Tu ambición y la de “los tuyos”
Ha carcomido las entrañas de la Tierra
Y esta es su respuesta.
Tu antiguo manantial renacerá
Como una rosa abre al amanecer con las gotas del rocío,
Fresca y clara, pero tu no lo verás.
Esto es lo que me han dicho los Jinetes…
Apocado está el labriego, el Hidalgo Caballero.
Se quitó el sombrero ubriquense y lo lanzó al viento?
¿Cómo creéis que cayó el sombrero?
¿para arriba o para abajo?....
EPÍLOGO
Hemos volado como mariposas infinitas y bellas, y hasta obscenas,
Astutas y celosas,
Un poco enfermas, pero
Todo acabó…
Nuestro paraíso desaparece con nuestro vuelo…
Yo ya no quiero más,
Mi maripasa…