Valencia puede ser vista de muchas maneras. A mi me llama la atención una: por ella no se puede pasar. O se va, o no se va. Eso si, una vez llegas te puedes quedar. De hecho te invita a que te quedes. Porque Valencia ya no es una tierra de salir, como lo fue durante tantos y tantos años. Ahora es una tierra de venir.
La quietud del tiempo aquí no pasa porque no hay quien lo mueva ya que, los que hacen que el tiempo transcurra son los que vienen y los que se van. Los que transitan. Y en Valencia, ... (ver texto completo)

A lo largo de los años pasaron por ese Cuartel verdaderos amanuenses, joyas de la literatura. Debería la Benemérita publicar una recopilación de los numerosos atestados que se levantaron allá por los años 60 y 70, más de uno se quedaría "estupefato" de la narrativa.
Les doy una pequeña muestra de algunos de ellos:

"Sobre las 23 horas del día de ayer encontrándonos realizando el servicio de vigilancia fronteriza en el sitio conocido por el barranco de la Bermeja, escuchamos unos pasos que procedían desde el Zaos hacía el río Godolín. Zona de penillanura repleta de una espesa jara que nos impedía ver cualquier movimiente, pues, era toda una mancha de color oscuro salpicada, en su cercanía, de innumerables flores.
Con la finalidad de poder salir al paso de los defraudadores, sin ser vistos, nos dirigimos con dificultad, debido a la vegetación citada, hasta la avenida del callejón de los molinos...........
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.... comenzamos a divisarlos a la altura del lugar conocido por Veguino. Se dirigían a buena marcha hacía la cancílla de Rabo Perro saltando cercas y fusteando adelfas.
Nos dirigimos hacía el molino de las dos piedras, acortando por el callejón de Morón, entre canchales y altos cardos, logramos cortarles el paso, esperando hasta que........................"
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...... nos presentamos por Lazareto camino de la fuente de la Juncia, entre una sábana de rojas amapolas. ¡Quieto!, le dije a mi compañero, a unos 200 metros se balanceaban y desaparecían. Sigilosamente nos acercamos y cuál fue nuestra sorpresa al ver una cría de jabalí herida, salpicada de brechas como si de amapolas se tratara, justamente debajo de un puente desvencijado sobre las aguas de la Juncia.............."

Por hoy nada más, feliz año 2013.- ... (ver texto completo)

Cuando allá por la década de los cincuenta. No recuedo bien el año, pero debió ser sobre 1953, 1954 o muy próximo a estas fechas, pudimos ver el cine en Valencia, le pusieron el nombre de "Cine El Pino", sin duda haciendo honor al pino que había en él y que en la actualidad se conserva.
La entrada al cine costaba una peseta. Sí sí, muy poca cosa, por eso algunos de los chavales de entonces, entre los que yo me encontraba, con tal de ahorrarnos una peseta, como la pantalla -en el cine de verano- ... (ver texto completo)

Mi querido admirador de Valencia, por lo que usted cuenta debe tener vista de lince. De casa de Domingo Marmeta (q. e. p. d.) es más facil ver el corral del concejo que la pantalla de cine El Pino, (empresa Avelina Regaña Blanco).
Sin animo de polemica, le puedo decir que un servidor también, por esos años, se permitia subir por las paredes de la casa de Julio Plantonares, Paco Naharro y Enrique Margallo, lugares desde donde se veia en primera fila.
Ahora bien, se corria menos riesgo con el contrabando ... (ver texto completo)

Ya han pasado las Navidades. Recuerdo aquellas Navidades de los años 50/60, Navidades en las que no había regalos, pero quizás más esperadas y celebradas que en la actualidad.
El día de noche-buena no había en casa una mesa decorada, no había marisco ni turrones, simplemente un pavo o un gallo en pepitoria que nos sabía a gloria bendita. 8El que tenia pavos y gallinas, que el que no algo de chacina)
Acabada la cena, el día de noche-buena terminábamos en la misa del gallo, con aquel cura lento ... (ver texto completo)