NABARNIZ

Habitantes: 244  Altitud: 320 m. 
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Situación:

Situación

El municipio de Nabarniz se localiza en el sector nororiental del Territorio Histórico de Vizcaya. Pertenece a la comarca de Guernica - Bermeo y posee una extensión 12,2 km2. El término municipal adquiere una forma bastante regular, a modo de círculo en cuyo centro se localiza el principal núcleo de población: Eleizalde. Este se halla a 40 km de Bilbao y a 7 km de Guernica - Lumo, villa de la que parte la carretera de acceso a Nabarniz.

La población de Nabarniz es de 245 habitantes que se distribuyen en siete barrios de marcada fisonomía rural: Eleizalde, Ikazurieta, Intxaurraga, Lekerika, Merika, Uribarri y Zabaleta.

El municipio se halla muy próximo a la costa desde varios de sus barrios podemos divisar la ría de Mundaka, e incluso el mar abierto desde las atalayas de Ilunzar y Galarregi.

Todo su territorio se sitúa a una elevada altitud, siendo la alineación de Ilunzar (728 m) el relieve más llamativo de Nabarniz. Su principal núcleo de población, Eleizalde, se encuentra a 360 m sobre el nivel del mar.

El clima en Nabarniz es de tipo oceánico, similar al de toda la cornisa cantábrica, caracterizado por las precipitaciones abundantes (1.300 l/m2/año) y temperaturas no extremas 12 - 13º C de media anual. Los factores principales que explican esa "dureza" de clima es la altitud a la que se encuentran los barrios (300 - 600 m) y su exposición a los vientos del Cantábrico.

A lo largo del invierno las partes altas del Ilunzar se cubren de nieve en ocasiones. No obstante, durante el invierno y en situaciones anticiclónicas con formación de espesas nieblas en el valle, en Nabarniz podemos gozar de un tiempo soleado y despejado.

Ayuntamiento:

Municipio

Constituye uno de los casos raros de población aislada dentro de Vizcaya, situación de la que en parte salió cuando se abrió la carretera que enlaza Elejalde con Ereño a través de Gabika. Es el suyo un territorio alto, que extiende sus 12 Km2 al pie de los cordales del Iluntzar (718 m), que lo separa del valle del río Lea, y del Arrola 525 m.

De los pastos de las tierras altas y de los terrenos de labrantío, muy feraces, ha vivido tradicionalmente la población de Nabarniz. Aparte de Elejalde, que en cierto modo es un lugar urbanizado con dos líneas de casas más o menos coherentes y una plaza, la población se distribuye en barrios de una docena o poco más de caseríos (Merika, Ikazurieta, Lekerika), donde la organización es ya completamente espontánea.

Colgados en la falda del macizo de Ilunzar se emplazan los siete barrios que forman el municipio de Nabarniz: Lekerika, Merika, Eleizalde, Uribarri, Zabaleta, Intxaurraga e Ikazurieta. Es un pueblo pequeño, cercano a la costa cantábrica, que enraíza su historia en aquellos tiempos en que los primeros vascos ocuparon las cuevas de Santimamiñe, Ereñeko Aristi u Ondaro. A pesar de su larga historia se trata de un municipio revitalizado y dinámico. En 1964 fue anexionado a Guernica pero en 1987 se impuso la lógica y recupero su status de municipio.

Este pueblo, que siempre ha vivido de la agricultura, la ganadería y el aprovechamiento del monte, se recupera de un oscuro periodo en el que la vida rural, cimentada en torno al caserío, fue víctima de un profundo abandono. Afortunadamente, se ha detenido la sangrante emigración de vecinos que podía convertir a Nabarniz en un "pueblo para ancianos" y hoy día, asistimos a una clara regeneración del caserío, a una revitalización de la vida social y cultural del pueblo y a una revalorización del propio entorno rural por parte de sus habitantes.

Nabarniz es un municipio de orografía montañosa, donde se mantienen algunos ecosistemas en un alto grado de naturalidad. Una gran porción de su territorio forma parte de la Reserva de la Biosfera de Urdabai, un espacio natural muy valioso y protegido según una normativa específica. Entre los espacios naturales más valiosos de Nabarniz destacan el encinar cantábrico, sujeto a una especial protección, los altos pastizales de Ilunzar y los bosques mixtos caducifolios distribuidos por todo el término.

Pero además de la conservación satisfactoria de los ecosistemas, podemos congratularnos porque en toda la franja más humanizada de Nabarniz, donde se emplazan los núcleos de población, la convivencia armoniosa de los elementos del medio natural con el mundo rural ha dado como resultado un precioso paisaje, que denominamos la campiña, es sin duda el caserío, edificado de gran calidad arquitectónica y máxima expresión de la identidad cultural nabarniztarra.

Monumentos:

Patrimonio artístico

El patrimonio artístico está representado por la iglesia de Santa María de Gorostiza, un templo de grandes proporciones que fue pionero del estilo neoclásico en la comarca. Las ermitas de barriada -San Cristóbal y Santiago- carecen del valor artístico de la parroquia pero su interés radica en el papel que han ejercido a lo largo de los siglos en la vida social de los barrios.

Iglesia de Santa María de Gorostiza

Se sitúa en lo alto de Eleizalde y ha ejercido la función aglutinadora del principal barrio de la anteiglesia. En el siglo XVI la feligresía abordó la construcción de un nuevo templo de estilo gótico. El edificio, de grandes proporciones para esa época, se erigió en un momento de prosperidad y exigió un gran esfuerzo económico por parte de los vecinos.

Cuando en 1800 se encargó a Alejo de Miranda un proyecto para reedificar la iglesia de Santa María de Gorostiza se sabía que tenía que respetar dos pies forzados del edificio viejo: la capilla mayor, y la torre que estaba en los pies, alineada con aquélla. Solucionó el grave problema recurriendo a un sistema modular, uno de cuyos elementos componentes sería, precisamente, la capilla: una cruz en torno a un cuadrón central muy amplio y despejado cubierto de forma globular. Los espacios entre los brazos de la cruz se destinaban a complementos: sacristía, almacén, pórticos, que en parte se edificaron y en parte no.

La organización del templo nuevo (1800) quedaba condicionada por dos pies forzados: la torre telescópica a los pies, y la capilla mayor a la cabecera, ambas renacentistas. La propuesta es un proyecto centrado-cruciforme orgánico, trabajado en sillería.



Por su parte, la capilla vieja es manierista; dispone de un bonito arco triunfal y de bóveda de nervaduras de tracería bastante compleja. La torre es un prisma cuadrado de tipo telescópico, muy fuerte, casi con sentido castrense, dominado desde aquella cota una amplia panorámica.

Ermita de Santiago

El término de Nabarniz tiene 3 ermitas. Son de carácter popular San Miguel y San Cristóbal, con reja o celosía apaisada de madera defendiendo en interior. La otra, con la advocación de Santiago, tiene un aparejo mucho más digno, que como los accesos adovelados nos remiten al gótico y al tránsito de los siglos XV-XVI.

El blanqueo no deja apreciar bien que el aparejo es un discreto sillarejo. Esto y la observación de los accesos y vanos suelen ser referencias valiosas para catalogar estos edificios rurales.

Recinto fortificado de Marueleza

El primer documento arqueológico que nos informa sobre la ocupación del municipio de Nabarniz se remonta a tiempos prehistóricos y está relacionado con el culto que nuestros antepasados rendían a los difuntos a lo largo de una dilatada etapa de nuestra historia que comienza en el Eneolítico-Bronce y llega, en ocasiones, hasta el inicio de la era actual.

La Edad del Hierro queda reflejada en el recinto fortificado de Marueleza (fechado entre 2094 A.C. y 2050 A.C.), situado en un enclave estratégico desde el que se domina la ría de Guernica. En este recinto, considerado hace años como la única manifestación arquitectónica "celta" de Vizcaya, Taracena y Fernández Avilés realizaron, en 1944, una serie de sondeos a fin de desentrañar el carácter del mismo.

En 1982, se reinició la excavación del castro, centrada básicamente en la puerta de entrada, ubicada en el extremo Noroeste. De esta manera se ha podido determinar la existencia de una puerta de esviaje y la estructura de la muralla, construida en mampostería asentada en seco, mediante dos muros paralelos cuyo interior está relleno de piedras y arcilla. La última campaña ha puesto parcialmente al descubierto la cimentación de una probable vivienda, de planta rectangular. El material recuperado en los trabajos arqueológicos es escaso y, en opinión del director de la excavación, Luis García Valdés, se trata de fragmentos de cerámica celtibérica. De la misma época debe ser también el castro de Iluntzar, en el que aún se observan vestigios de la cerca defensiva.

Recinto fortificado de Marueleza.

Siglo II a. C. La muralla se ha construido mediante la técnica del muro galaico.

Caseríos

Los caseríos de Nabarniz se ordenan alineados en una estrecha terraza del monte Iluntzar, colgada por encima de la cota de 300 m. Se trata de un poblado antiguo, como lo demuestran algunas viviendas campesinas del siglo XVI, tales como Urtza, Gezuriaga y Madozena. Pero ello no ha sido obstáculo para que se haya mantenido dinámico y activo hasta la actualidad.

Caserío Urtza, casa de labranza de dimensiones sorprendentemente amplias para la época tan temprana en que fue construida: poco antes de mediar el siglo XVI. La columna del soportal - también renacentista-es una de las más antiguas que se puedan encontrar en los caseríos vizcaínos.

Son frecuentes los caseríos con armazón de postes sin desbastar, como Aldekoa y Ormaetxe (Lekerika) que además coinciden en poseer elementos de arquitectura culta perfectamente integrados en un edificio de factora popular. Los dos disponen de escudos de armas y columnas pétreas que sirven de apoyo a la viga que adintela el soportal.

Caserío Aldekoa, en Lekerika. La organización de la fachada en tres crujías, con la central rehundida, es característica de los caseríos de pleno siglo XVI. Este ha sido recuperado con acierto, aunque, lamentablemente, no se ha hecho nada para evitar la destrucción del hórreo que se alzaba a sus pies.



Aunque sin blasón que identifique el apellido del propietario, Mendigura (Merika) responde al mismo planteamiento formal.

Los caseríos más nobles del siglo XIX son los que cubren toda la anchura del portal con un arco escarzano de sillares labrados, como Ibarra (1877); pero mucho más frecuente es encontrar en Nabarniz casas de labranza sin tantas pretensiones que siguen utilizando la madera para este cometido, aunque ello les obligue a edificar la parte central de su alzado con materiales ligeros.

Caserío Madozena, reedificado sobre el solar de una vivienda anterior, este caserío recoge la tradición local -propia del siglo XIX- de tender balcones de madera sobre el hueco del soportal.

Es normal que en estos casos se retranquee el tramo central y se aproveche el hueco para colgar dos balconadas superpuestas. La calidad constructiva no es notable en ningún caso, pero por ejemplo de todos ellos cabe citar al caserío Landeta.

Caserío Ibargüen en el hórreo reconstruido del caserío Ibarguen se conserva la única fecha conocida en este tipo de graneros vizcaínos: el año 1581. Es de interés resaltar el hecho de que incluso en un ejemplar de arquitectura menor, puramente funcional, como es un almacén de grano, se recurra al lenguaje de estilo culto; en este caso a las pilastras cajeadas a la romana.

Historia:

Reseña histórica

Restos prehistóricos en el yacimiento del Paleolítico Superior de "Ondaro", descubierto en 1920 por JM de Barandiaran.

El castro de Marueleza, también llamado de Nabarniz, aparece ya citado en 1366 en la carta-puebla de Guernica como uno de los límites de la villa: "las cabas de Gastiburu". En 1944, B. Taracena y A. Fernández de Avilés realizaron una serie de sondeos en el castro.

Descripción: la muralla recorre el llano y la cota más baja de la cumbre del monte hasta cerca del caserío Arrolagoiko.

Cronológicamente la fechación provisional queda en la segunda mitad del siglo II aanters de Cristo.

Recinto fortificado de Ilunzar: "en su cima se conocen vestigios de una al parecer cerca o parapeto con su camino interior y glasis exterior en figura elíptica de unos 1.000 pies de diámetro mayor".

Descripción: se compone de un muro que rodea la cima del monte Ilunzar, excepto por su vertiente este, donde la caída es más brusca.

A comienzos del s. XVII, en las elecciones del personal del regimiento general del Señorío de Vizcaya, Nabarniz votaba por la parcialidad oñacina. En abril de 1813 lucharon en Nabarniz contra las tropas francesas los batallones de Vizcaya "Artola" y "Mugartegi".