El Museo, BILBAO

Estoy de acuerdo valentina.
La envidia no es pecado, el pecado es ser envidioso.
Si somos capaces de salir del laberinto que nos presenta el mundo, en primer plano, sorteamos las "olas" de acero de la hipocresia, en el centro, y llegamos a la navaja con la que cortar las amarras que nos tiende la envidia, lograremos ser felices. Jesus.