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OYON: sobre el río Ebro, enfrente de Asa, se trazó el puente...

sobre el río Ebro, enfrente de Asa, se trazó el puente romano de Mantible. Es un tema de discusión cuantos puentes cruzaron el Ebro en la época romana.
Estrabón dice que »la ciudad de los berones es Varia, sita junto a un paso que cruza el Ebro». Es decir, un vado, un puente, etc. La navegabilidad del Ebro hasta Vareia (Logroño) en tiempos de los romanos es segura, así como la existencia allí de un puente de piedra.
Varea tiene un vado sobre el Ebro y no quedan restos del puente, como le sucede al yacimiento del Monte Cantabria.
Nos fijamos en los claros y visibles restos de este puente, a unos 7 km de Logroño, remontando la corriente del Ebro, río que aquí forma un pronunciado meandro y cuyas aguas hacen de divisoria de las provincias actuales de Alava y La Rioja.
La longitud del puente Mantible es de 164 m, lo que le coloca entre los mayores de Hispania.
La anchura del puente era de 5 m. Seis pilares que sostienen siete arcos, «todos ellos de medio punto, con luz variable, con arranques a diversas alturas en los pilares. Esta solución implica desequilibrio del peso y empuje hacia esos pilares. A esto ya una desigualdad en la configuración del lecho del río, en cuanto a la facilidad de asentamiento, responde la distribución de estos pilares a intervalos irregulares.
El lecho del río es de roca firme en algunos puntos. Esto permite que algunos de los pilares se asienten sobre aquélla sin cimientos, con una preparación previa únicamente.» Caso contrario de lo visto en los puentes de Varea y Agoncillo, cuyos pilares se asentaban sobre un rectángulo de maderos entrecruzados debido a la debilidad del lecho del río Iregua y Leza, respectivamente.
La cronología para el puente Mantible es casi segura: se supone que su construcción fue en la primera mitad del siglo II d. J. C.
Tanto el puente Mantible como el de Agoncillo tienen o tuvieron parecido número de pilares y arcos. Ambos fueron grandes puentes, mayor desde luego el de Mantible, y que el de Varea, sobre el Iregua, fue de menor envergadura.
Este puente Mantible puede ser considerado como uno de los más grandes puentes con que los romanos dotaron a su red de calzadas en Hispania.