UJUE: CULTURA Y SOCIEDAD Diario de Navarra 26 de julio de...

CULTURA Y SOCIEDAD Diario de Navarra 26 de julio de 2009
El prior de Ujué fue el jefe de una red de espionaje
- Es el personaje más variopinto de la guerrilla, que lo mismo predicó en la Octava de San Fermín que se inventó un autosecuestro para darse a la fuga. Hablaba francés y ello sirvió para evitar que los soldados incendiaran Ujué a modo de represalia.
GERMÁN ULZURRUN. PAMPLONA. Domingo, 26 de julio de 2009 - 04:00 h. EL 14 de julio de 1808, desde el púlpito en la capilla de San Fermín, un sacerdote llamado Casimiro Xavier De Miguel y Erice cerró con su sentido sermón la Octava dedicada al compatrón de Navarra. Tres días después se vio metido hasta el alzacuellos en uno de los trances más complicados de su vida cuando, de vuelta a Ujué donde era el prior, una columna de franceses apareció con la intención de pegarle fuego a la villa, incluido el santuario.
EL DESBARAJUSTE EN LAS CUENTAS

Xavier, como firmó las más de las veces, les imploró en francés y aquello fue interpretado como signo de civilización en tierra de barbarie. Los soldados comandados por Agniel consintieron trocar el fuego por saqueo general. Dejaron tras de sí a tres paisanos muertos con violencia.

De párroco en Orbaiceta

Casimiro Xavier (Oteiza de la Solana 4-III-1768-Cervera de Pisuerga 5-XII-1812) ocupó la parroquia de Orbaiceta el periodo de 1795-1806. Cuando llegó, la Fábrica de Armas estaba destruida desde 1794 como consecuencia de la guerra contra la Convención. En su marcha se había adelantado mucho en la reconstrucción, comenzada en 1800. De modo que durante 6 años tuvo oportunidad de relacionarse con el estamento militar. Casimiro Xavier De Miguel se asentó en Ujué para sustituir al cascantino Pablo Uxué Lorente, que fue a Larraga.

Los enviados de Palafox

A primeros de julio de 1808 apareció por Ujué un hombre enviado por Palafox desde Zaragoza. Luis Gil, abogado de Corella y carente de experiencia en las armas, había sido comisionado para levantar partidas en Navarra. En Ujué y los pueblos cercanos consiguió adhesiones entusiastas y numerosas. Excesivas. Así que cuando formó a la gente en Carcastillo se percató de que eran demasiados y su preparación nula. Sacarlos a pelear a campo abierto equivalía a una muerte segura. Decidió devolverlos a sus casas, e hizo que les acompañaran los pocos soldados que venían con el para enseñarles a morder el cartucho, pasar baqueta, disparar y atacar a la bayoneta.

Poco después apareció un personaje llamado Martín Andrés Eguaguirre. Quiso usar la imposición en lugar de la persuasión y la gente le dio la espalda. De manera que se encaminó hacia Estella.

Conspirar no es combatir

Casimiro Xavier, a sus 40 años, estaba en condiciones de alentar a otros a combatir pero era difícil que diera ejemplo empuñando el fusil. Con todo, el 21 de enero de 1809 Martín Garay, secretario de la Junta Central, expide el nombramiento del clérigo como jefe único para alarmar Navarra. Al prior de Ujué se le concederá el rango de coronel y facultades para disponer de caudales donde los pudiera obtener "saliendo a su pago como garante la Nación". De modo que el prior, efectivamente, con los recursos que obtuvo financió una amplia red de informadores. Sólo el espía ubicado en Bayona, el Atalaya, percibía un duro diario y además diversos regalos de consideración. Que luego la Nación se encargara de reembolsar los recibos, esa sería harina de otro costal.

De Miguel probó a varios sujetos como jefes de partida guerrillera. Ninguno le convenció hasta la aparición en agosto de 1809 de Xavier Mina. Ambos trabajaron muy compenetradamente. Pocas fechas antes de la captura de Mina (28-III-1810), los franceses comenzaron a sospechar de la labor del cura, que solventó el trance con un grupo de hombres que se presentaron de súbito en Ujué el 2 de marzo fuertemente armados. Preguntaron a voces por el prior y cuando llegaron hasta él simularon llevárselo contra su voluntad. Casimiro Xavier había organizado un autosecuestro para correr un telón de dudas ante los franceses, que no llegaron a echarle el guante.

De Miguel marchó primero a Tarragona y luego a Cádiz. Tras la caída de Mina, a su tío Francisco Espoz le costó unos meses tomar las riendas y convertirse en jefe único. Es entonces, finales de julio de 1810, cuando reaparece De Miguel. Espoz queda hosco y en la sombra por poco tiempo. Cuando Casimiro Xavier oye el silbido de las balas se larga del campo de batalla, abandona el mando y se llega a Estella a imponer contribuciones. Espoz le puso escolta para que se marchase con destino a Cádiz.


5 Cts/kWh para tarifa 3.0 TD, autónomos y empresas
Llama al 654 409 325, ofertas especiales para Pueblos de España