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UJUE: Un vehículo cruzó la entrada del pueblo. El conductor...

Un vehículo cruzó la entrada del pueblo. El conductor estaba desorientado por la dirección que debía tomar hasta encontrar un paraje de postal. Probablemente, su despite, propio de todo aquel que se adentra en un lugar desconocido, se vio acentuado por el serpenteo de la carretera que había dejado atrás en una época -hace medio siglo- que en entornos de marcado acento rural obligaba a armarse de paciencia a los afortunados que podían poner sus manos en un volante. Hipólito Ibáñez Izco, “pastor de toda la vida” -como le recuerda su hijo, Ismael-, que le vio llegar, dejó a un lado la paja que estaba separando para alimentar a los animales a su cuidado. Solícito, atendió al recién llegado. El fugaz encuentro hizo reparar al improvisado guía del potencial turístico que contenían las calles angostas y el promontorio sobre el que cada mañana reposaba su mirada y emergía imponente la iglesia-fortaleza de su pueblo. Como cualquier homólogo de oficio y sudor en el acarreo del rebaño, Hipólito calmaba su estómago con migas de pastor. La unión del atractivo arquitectónico y la base de su comida en gran parte de sus jornadas alimentaron su idea de abrir un establecimiento hostelero. Fue el embrión de lo que hoy es el Mesón Las Torres, uno de los pilares sobre los que sustenta el destino del turismo gastronómico en Ujué.