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UJUE: Del Libro "Los corrales de Ujué y la vida de antaño....

Del Libro "Los corrales de Ujué y la vida de antaño. Santa María de la Oliveta"

Autores: Gaudencio Remón Berrade; Raquel Ruiz Baños; Juan José Lacosta Gabari; Satur Napal Lecumberri.
Prólogo: Fernando Hualde Gállego.

Aljibes y fuentes milagrosas.
El aljibe de Ujué, era y es famoso por su virtud prolífica y su ayuda a las parejas con problemas de descendencia. La buscaban y la siguen buscando muchas mujeres en Ujué. Según una piadosa y sencilla tradición, basta, para conseguir “hijos que no llegan”, con ir a Ujué, llevando al hombro una piedra. Luego hay que arrojar en el pozo del Santuario.
Entre el corral de Julián Marín y el de Cantón, cerca de las mugas de Lakumulatu, Lerbetz y Rusiana, hay una fuente llamada Lezkairu que a lo largo de generaciones se tuvo por altamente efectiva, si no milagrosa, en la cura de los granos faciales. Cuentan los mayores -entre ellos Casto Remón Larrondo, que la gente iba a lavarse la cara antes de la salida del sol, y que sus beneficiosos efectos se multiplicaban si el lavatorio se efectuaba la noche o la madrugada de San Juan, 24 de junio. Durante generaciones esa fuente permaneció limpia y arreglada, y su fama curativa se extendía no sólo por el pueblo, también por los alrededores y muy especialmente, entre las gentes de Murillo el Fruto, Carcastillo, Santacara y Beire. Su fama era tal que en El Diccionario Geográfico de España de la Real Academia de la Historia del año 1802 se menciona esta fuente, diciendo que produce buenos efectos en varias enfermedades. Con los años, por culpa de una mejor alimentación, mayor higiene y el “intrusismo” de los dermatólogos, esa fuente fue cayendo en el olvido y, definitivamente, en el abandono. No obstante, por los años cincuenta aún era visitada.
Recogemos dos testimonios muy interesantes de visitas a la fuente de Lezkairu.
Casto Remón: Yo tendría unos doce años, a principios de los años treinta. Mi padre Máximo, me dijo: "coge la yegua y vete a Murillo a casa de Salustiano Lecumberri, la yegua sabe ir sola porque les llevamos leña y después allí, la yegua, recibe su ración de agua y pienso, tienes que recoger a dos mocetas y antes del amanecer llevarlas a la fuente Lezcairu para que se laven la cara y les desaparezcan los granos". Efectivamente, la yegua me llevó a casa de Salustiano, dimos pienso y conduje a dos moceticas, Ángela y Blanca, para que recibieran en sus caritas de ángel el agua milagrosa. Ignoro si fue efectivo.
Eloísa Berrade nos cuenta que a su hermano Feli, quien durante tantos años fue alguacil, de mocico le salían muchos granos en la cara. La noche de San Juan cogió la yegua Morica y se fue a la fuente Lezcairu a lavarse la cara antes de que saliera el sol. Había más gente con el mismo problema, todos se lavaron y retornaron a los respectivos corrales felices y esperanzados