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UJUE: DOMINGO 31 DE DlCIEMBRE DE 1978 DN...

DOMINGO 31 DE DlCIEMBRE DE 1978 DN

Abundancia de jabalíes en la temporada de caza.

. A primeros de diciembre se cazaron 10 jabalíes en un día en Ujué: "Hace más de veinte años que no se conocía esto en el pueblo. Lo de este año es alarmante», dicen los cazadores de la zona. Un vecino llegó a ver un jabalí a menos de 50 metros de las primeras casas del pueblo.

«Hace más de veinte años que no se conoce esto en el pueblo. A pesar de que la zona es montañosa y siempre ha sido frecuente que los jabalies se refugiaran en ella lo de este año es alarmante. Hace pocos días se vio un jabalí junto a las casas que están en la entrada del pueblo. De seguir así pronto andarán por las calles del pueblo» así comentaban algunos cazadores de Ujué la abundancia y presencia de los animales en el término del pueblo.

Desde octubre, fecha en que comenzó la temporada de caza, hasta ahora ha sido raro el día que no se han cobrado varias piezas en los jueves y domingos en que está el coto abierto.

«El día de mayor suerte fue a primeros de diciembre. Para la 1 de la tarde volvimos al pueblo con diez jabalíes, lo malo es que no todos los días se tiene esa suerte porque, si bien los animales están, por otra parte el animal tiene gran fortaleza y aunque reciban algún tiro siguen corriendo. Por eso hay veces que te encuentras jabalíes muertos de hace tiempo a mucha distancia de donde se les disparó. Incluso hemos llegado a matar animales a los que les faltaba alguna pata de algún tiro y el muñón aparece perfectamente cicatrizado. Solo después de muertos te puedes dar cuenta de que antes habían estado herido porque tienen la misma fuerza que los más sanos>».

Las piezas cobradas sirven después para organizar meriendas entre la cuadrilla. «Sin embargo —comentan—no es esto lo que atrae para cazar jabalíes.

La cacería es todo un rito y la emoción aumenta a medida que pasan los días».

LA CACERÍA

La cacería del jabalí está considerada como una de las más emocionantes por la condición del animal. Como contrapartida, el cazador debe soportar días de espera, muchas veces en condiciones adversas por el frío y la desilusión de no haber tenido la oportunidad de probar fortuna contra alguna pieza.

El número de componentes de cada cuadrilla varía y puede llegar hasta las cuarenta escopetas. En el coto de Ujué llegan a reunírse los domingos y jueves cuarenta cazadores llegados de Guipúzcoa. Poco después de que amanece los cazadores ya están colocados en los puestos a lo largo de una línea de más de un kilómetro. Estos son los que esperan que os encargados de levantar los jabalíes con los perros les conduzcan las piezas hacia su posición de tiro, Esta es otra de las notas duras en la cacería del jabalí. La estancia en los puestos debe ser lo más silenciosa e inmóvil posible.

Apenas se puede hablar y son momentos de soledad en espera de que aparezca el jabalí.

A unos tres kilómetros de distancia de los puestos, los encargados del resaque sueltan los perros que siguen los rastros de la noche. Tras de los perros, los cazadores con su voz y sus escopetas procuran asustar a los jabalíes que haya en la zona cubierta, para llevarlos hacia la línea de los puestos. Algunas cuadrillas utilizan los toque de una corneta para avisar a los cazadores de los puestos cuando el resaque ha dado resultado positivo. Los ladridos de los perros —siempre. que han encontrado una pista fresca y persiguen a algún jabalí— es otra señal de alerta para los cazadores de los puestos.

La tensión crece cuando se espera la llegada del jabalí en los puestos. La entrada por entre cualquiera de los puestos da oportunidad a los cazadores apostados tras los matorrales a cobrar la pieza. Se cree que el tiro más certero es el que busca las entrañas del animal. Aunque el cazador que da muerte a un jabalí tiene ciertos derechos como la propiedad de la cabeza, de las patas y de la piel, la satisfacción es de toda la cuadrilla.

En cambio, cuando se ha fallado en el tiro la decepción y desilusión también es común, aunquelas críticas —cuando se acierta son felicitaciones— van dirigidas contra el que ha fallado.