El pasado domingo día 5 de junio fallecía Don Antonio Marticorena Valencia, insigne Uxuetarra, querido por sus paisanos y recordado por su óptima labor docente. El lunes día 7 se ofició el funeral en la basílica de Uxue, no recuerdo haber visto tanta gente en el templo ujuetarra en los muchos funerales que he asisitido, uxuetarros, Inspectores, Profesores, Maestros, familiares, amigos... acompañaron en su adios a Antonio.
Reproduzco el escrito que estos compañeros docentes publican en el Diario de Navarra y en el Diario de Noticias de hoy, 11 de junio de 2011.
Tiempo de vida
“... el tiempo de vida fue tan vivo que siempre a la propia muerte sobrevive”
Sophia de Mello
El pasado domingo, de par de mañana, falleció nuestro querido amigo Antonio MarticorenaValencia. Nacido en Ujué hace 69 años, comenzó su carrera docente como profesor de francés en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona donde permaneció 10cursos hasta su llegada a Altsasu en 1980. Recorrió varios destinos dentro de nuestra comunidad (Altsasu, Pamplona, Sangüesa…) ejerciendo también diversos cargos directivos, en los que dejó un magnífico recuerdo entre compañeros y alumnos. En el año 90, obtuvo la condición de catedrático. Ese mismo año ingresó en la Inspección Educativa, ejerciendo distintos cargos, entre ellos la dirección del Servicio de Inspección Técnica desde julio de 2003 hasta su cese en octubre de 2005.
Durante cuarenta años recorrió palmo a palmo las sendas y veredas, a veces ásperas y tortuosas de su que hacer docente. Sencillez y naturalidad. Amante de la Tierra y de su tierra, guiado por una insaciable curiosidad, no dejó, de estudiar y profundizar en su querido euskera hasta bien avanzada su enfermedad ni de recorrer el mundo acompañado de su esposa y amiga Rosa Mari, sus hijos Itziar, Javier, Teresa, Haritz y de alguno de sus numerosos amigos y amigas.
De verbo fácil, mente ágil y profunda y espíritu inquieto, Antonio supo descubrir merced a esa inquietud íntima de su espíritu el lado oculto del misterio que entrañan los afanes y los días. Fue un buen rastreador de las huellas de la verdad y supo que desde esa atalaya podría palpar sin prejuicios su alma, no habiendo ya lugar para el miedo, la duda o el desaliento. Solamente así pudo vislumbrar el horizonte de la vida lejos de la carcoma del tiempo. La verdad es que amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor.
Gracias, Antonio, porque desde la cátedra de laverdad hemos tenido la suerte de compartir contigo tu lección magistral ante la plenitud de la vida, hecha más para la alegría que para el dolor y contra la que los hombres nos alzamos en un gesto inhumano de rebeldía y sin razón. Gracias, Antonio, porque desde el aula de lao tra orilla de la vida, nos sigues dictando cada mañana la lección de todos los días, la de esposo, padre y amigo. La de hombre de bien.
ANDONI ALBENIZ BRATOS y JOAQUÍN YAGÜE CORNAGO
Reproduzco el escrito que estos compañeros docentes publican en el Diario de Navarra y en el Diario de Noticias de hoy, 11 de junio de 2011.
Tiempo de vida
“... el tiempo de vida fue tan vivo que siempre a la propia muerte sobrevive”
Sophia de Mello
El pasado domingo, de par de mañana, falleció nuestro querido amigo Antonio MarticorenaValencia. Nacido en Ujué hace 69 años, comenzó su carrera docente como profesor de francés en la Escuela Oficial de Idiomas de Barcelona donde permaneció 10cursos hasta su llegada a Altsasu en 1980. Recorrió varios destinos dentro de nuestra comunidad (Altsasu, Pamplona, Sangüesa…) ejerciendo también diversos cargos directivos, en los que dejó un magnífico recuerdo entre compañeros y alumnos. En el año 90, obtuvo la condición de catedrático. Ese mismo año ingresó en la Inspección Educativa, ejerciendo distintos cargos, entre ellos la dirección del Servicio de Inspección Técnica desde julio de 2003 hasta su cese en octubre de 2005.
Durante cuarenta años recorrió palmo a palmo las sendas y veredas, a veces ásperas y tortuosas de su que hacer docente. Sencillez y naturalidad. Amante de la Tierra y de su tierra, guiado por una insaciable curiosidad, no dejó, de estudiar y profundizar en su querido euskera hasta bien avanzada su enfermedad ni de recorrer el mundo acompañado de su esposa y amiga Rosa Mari, sus hijos Itziar, Javier, Teresa, Haritz y de alguno de sus numerosos amigos y amigas.
De verbo fácil, mente ágil y profunda y espíritu inquieto, Antonio supo descubrir merced a esa inquietud íntima de su espíritu el lado oculto del misterio que entrañan los afanes y los días. Fue un buen rastreador de las huellas de la verdad y supo que desde esa atalaya podría palpar sin prejuicios su alma, no habiendo ya lugar para el miedo, la duda o el desaliento. Solamente así pudo vislumbrar el horizonte de la vida lejos de la carcoma del tiempo. La verdad es que amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor.
Gracias, Antonio, porque desde la cátedra de laverdad hemos tenido la suerte de compartir contigo tu lección magistral ante la plenitud de la vida, hecha más para la alegría que para el dolor y contra la que los hombres nos alzamos en un gesto inhumano de rebeldía y sin razón. Gracias, Antonio, porque desde el aula de lao tra orilla de la vida, nos sigues dictando cada mañana la lección de todos los días, la de esposo, padre y amigo. La de hombre de bien.
ANDONI ALBENIZ BRATOS y JOAQUÍN YAGÜE CORNAGO
