UJUE: . LA TRILLA....

. LA TRILLA.

Se desarrolla siguiendo un orden riguroso en distintas fases.

1. Tender o echar la parva.

Se disponen los fajos en círculo y se sueltan los espartos para poder reutilizarlos posteriormente, normalmente para atar otras especies forrajeras. Se extiende posteriormente la mies utilizando para ello las horcas. Estas herramientas con un número variable de dientes, dos, tres, cuatro e incluso cinco, son de una pieza. El conjunto de mies así dispuesto se denomina parva. Concluida esta tarea se solía parar para el almuerzo. Durante este tiempo se dejaba calentar la parva.

2. Pisar la parva.

Después de tender la parva se pasa por ella repetidamente a las mulas o caballerías para que la pisen o bien se pasaba el trillo de ruedas. Cada cierto tiempo se le da vuelta a la parva con las horcas para que toda ella quede trabajada por igual. Con el pisado de la parva se consigue aplastar y quebrar la paja, reduciendo su volumen. A la par se van desgranando las espigas y en el caso de la cebada se puede llegar al desgranado total.

3. Trillar.

Una vez pisada la parva se enganchaba el trillo de rastro a las mulas o caballerías y comenzaba la trilla propiamente dicha. Se daban repetidas vueltas con el trillo manejando el trillador los animales desde el centro de la parva o desde el propio trillo si era necesario cargar con más peso la herramienta y hacerla más eficaz. Cada cierto tiempo, y de forma regular, se da vuelta a la parva con horcas, algo que se conocía como tornar.

Mediada la trilla y mediado el día se hace un descanso, para la comida y se deja la parva en reposo para que se caliente. El calentamiento de la parva elimina los restos de humedad de la paja y del grano, facilitando la trilla, la eliminación de la cáscara y del polvo.

El proceso descrito hasta ahora es el seguido para la trilla del trigo, cereal con cáscara y espigas muy compactas que necesita una mayor dedicación. La trilla de la cebada sigue un procedimiento más simple y se realiza de seguido, sin la necesaria pausa para comer y calentar la parva, Habitualmente después de pisar la parva de cebada no era necesario pasar el trillo puesto que el grano ya había caído, Se sacaba el balago o paja larga al borde de la parva con las horcas. El grano que quedaba en el centro se trillaba, si era necesario, como en el caso del trigo, dándole vueltas con la pala. Se amontonaba finalmente en el centro ayudado de rastros, rastrillos y palas y se aventaba utilizando el resto de herramientas.

Después de comer se volvía a repetir el proceso anterior hasta que la parva quedaba trillada. Se separaba la paja a un lado ayudándose de horcas. El grano se arrastraba a un lado de la era, generalmente el más ventilado. Para ello se utilizaban los rastros, denominados retabillos si el modelo era más sencillo. Consiste en una tabla estrecha con el borde biselado que dispone de un largo mango que permite empujar el grano. Algo más complejo es el rastro que presenta una tabla del mismo tipo pero algo mayor, completada con un bastidor vertical. Este modelo recogía mayor cantidad de grano y paja siendo en ocasiones muy difícil su manejo. De mayores dimensiones y para la misma función se empleaba la replegadera. Es esta una tabla larga con una esteva en el centro, semejante a la del arado, que permite dirigirla y que necesitaba del empuje de tres o más personas. En ocasiones se enganchaba a las caballerías. El trabajo se completaba con escobas fabricadas con unas ramas conocidas como escoberas.

4. Aventar.

Al finalizar la tarde y si había viento suficiente se comenzaba a aventar el grano para eliminar el polvo y la paja. A esta hora es cuando habitualmente sopla el cierzo o el bochorno, vientos del norte o del sur que alivian el calor de la jornada y permiten esta labor. No era infrecuente marchar a casa pendientes del viento para concluir la trilla.

Se comenzaba a aventar con la horca, realizando una primera selección que eliminaba la paja más larga. Después se pasaban a utilizar las palas. Las palas están realizadas completamente en madera y tanto el mango como la cuchara se unían en una sola pieza.

Mientras una persona aventa, otra va apartando los granzones y la paja pesada con la escoba. Generalmente con esta operación el grano quedaba suficientemente limpio, aunque todavía podía perfeccionarse mediante las cribas o cedazos Las cribas eran de diferentes tramas, como las trigueras que se empleaban para dejar pasar el grano, pero no la paja; la porgadera sin embargo no dejaba pasar el grano, pero si el polvo. A esta labor se le llama cerner.


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