Dos milenios a sus espaldas.
Su nombre, "Petra Alta" o "Petralta", nos remonta a su primitiva localización en lo alto de
sierra en donde encontramos las restos más antiguos de la localidad. Más adelante constituyó el punto de apoyo de uno de los distritos político-
militares o de "tenencias" del reino.
En
premio a su fidelidad ante una ofensiva de Alfonso VII de Castilla, el rey García Ramírez otorgó en 1.144 diversos privilegios a los pobladores del lugar. Aunque el fuero no alteraba la condición social de los vecinos, suponía el reconocimiento de un ámbito jurisdiccional común a todos ellos, con alcalde propio y un heterogéneo compendio de normas que provenían de un derecho consuetudinario local. Carlos II recompensó los servicios prestados por los peralteses en la guerra con Castilla (1.378), cuando tras resistir el asedio salieron a recobrar la
plaza de
Funes, en poder castellano. El monarca les autorizó a compartir los yerbazgos de los términos de Funes y Villanueva.
Años más tarde, Carlos III atribuyó al consejo de
Peralta competencias para castigar hurtos menores e incluyó la villa y sus rentas en el principado de Viena.
En 1.412 se hace la reparación del
puente que hoy es elemento característico del conjunto urbano.
En 1.423 Peralta es señorío del Príncipe Don Carlos y luego pasa a serlo de Mosén Pierres de Peralta y luego de su hijo de igual nombre.
En 1.430, los reyes Blanca y Juan II donaron la villa a Mosén Pierres de Peralta, por sus servicios en las negociaciones con los reyes de Castilla y
Aragón, convirtiéndose así en señorío nobiliario y en uno de los baluartes de la facción agramontesa.
En 1.469 se alzó en armas Mosén Pierres con éste y otros
castillos para oponerse al acuerdo de paz suscrito por la princesa Leonor y los beaumonteses, siendo sitiado por las tropas de la princesa. En 1473, la propia princesa doña Leonor le concedió un día de
mercado el primer lunes de cada mes, privilegio que sancionaron sucesivamente el rey don Francisco Febo y Fernando el Católico.
Con Alonso Carrillo de Peralta el señorío recayó en los marqueses de
Falces en el año 1.513. El Gobierno Político residía en un
ayuntamiento conpuesto por un alcalde, nombrado por el marqués de Falces del estado general de labradores y cuatro regidores -tres del estado noble y uno del general - sorteados anualmente de sus respectivas bolsas. Peralta padeció malas horas en la guerra con Castilla y en recompesa al valor de los vecinos, se les concedió una
feria franca de doce días al año, que había de comenzar el 27 de abril.
Durante el siglo XVII lo único que preocupaba al "pobre peraltés" es que no salían de una crisis continua a nivel de subsistencia. Los precios se hundieron y el mal tiempo causó auténticas catástrofes. Aquéllos hombres se pasaban gran parte de su vida mirando al
cielo con temor o esperanza. Su medio de existencia era exclusivamente la tierra. Dependían en absoluto del clima. Un año de mal tiempo podía desencadenar una gran mortandad. A esto hay que añadir que prácticamente no existían los transportes y era nulo el almacenamiento. Su forma se pensamiento era eminentemente religiosa. El hombre de aquélla época se distinguía por su religiosidad. Estaba preocupado de una manera extraordinaria por el fin de sus días.
La desaparición de las villas de señorio en la primera mitad del siglo XIX y las reformas de la administración local de 1835-1845 lo convirtieron en un ayuntamiento de régimen común. En el siglo XVII se dice que Peralta tenía 400 vecinos con
parroquia,
convento de capuchinos,
hospital, cinco
ermitas y dos hermosos
puentes. En 1802 se le dan 500
casas y 2.770 habitantes y se hace énfasis en la producción del vino. Se señala la existencia del puente de
piedra de once
arcos y del de ladrillo con nueve, llamado "puente chico".
Hasta finales del siglo XVIII Peralta conservó bastantes de los rasgos que reflejan los documentos del
medievo. En 1888 la población había llegado a 3.560 y el núcleo urbano estaba constituido por tres partes esenciales: una pegada a la
roca, con 19
cuevas, de la parte alta bajan 3
calles estrechas y escalonadas con casas de dos pisos por lo general, a calles más anchas y largas que arrancan de las orillas del
río. No faltan las grandes casas de ladrillo con arcadas en la parte superior;
balcones y
rejas más abajo, lo dominan todo la esbelta
torre de ladrillo, con remate barroco.
El siglo XIX supuso para Peralta la pérdida sistemática de la práctica totalidad de sus bienes comunales. Primero la guerra de Independencia y después las guerras carlistas provocaron que los distintos
ayuntamientos llevasen a cabo la venta de la mayor parte de las corralizas y de los sotos que en el
pueblo poseía con el fin de hacer frente a los cuantiosos impuestos que el municipio recibía. Ello provocó, junto con la aparición de las sucesivas epidemias de cólera, momentos verdaderamente agónicos para al mayor parte de la población. Ésta, compuesta casi en su totalidad por jornaleros y pequeños propietarios, se vio afectada directamente por esas ventas y las sucesivas crisis agrarias que se produjeron en ese siglo.
Durante la guerra de la Independencia, las tropas francesas estuvieron acantonadas en Peralta, suprimieron el convento de Capuchinos y lo convirtieron en cuartel para sus tropas. Durante la primera guerra Carlista, la localidad soportó el paso y el estacionamiento de tropas isabelinas, así como el ataque a las fortificaciones por parte de las tropas carlistas. Lo mismo, sucedió años después en la tercera guerra carlista. Llegamos al siglo XX y con la desigualdad ante los medios de producción como nota predominante. Las roturaciones de principios de siglo, la creciente especialización y tecnificación, así como una clara orientación hacia una economía industrial han sido la tónica en los últimos años.
PERALTA: v. con ayunt. en la prov. y c. g. de
Navarra, part. jud. de Tafalla (4 leg.), aud. terr. y dióc de Pamplona (10). SIT. en llano, al pie de una peña que se estiende de N. a S. en figura de
montaña, y en la orilla del r. Arga que le baña en la misma dirección; su CLIMA saludable, reinan los vientos N. y O., y se padecen tercianas y reumas. Tiene 509 CASAS que forman tres
plazas y 26 calles espaciosas y bien empedradas con aceras en las principales, y alumbrado de reverbero a cargo de tres serenos:
casa de ayunt. con sus oficinas respectivas, cárcel, peso,
tiendas para los principales abastos, habitaciones para el alcaide;
escuela de niños, a la que concurren 160, dotada con 5,200 rs. y 1,580 más para retribuir a un pasante; otra de niñas con 100 de asistencia y 1,825 rs. de dotación y un pasante con 770 rs.; igl. parr. de primer ascenso (
San Juan Evangelista), de 3 naves y su
altar mayor medallón, que representa el martirio del
Santo, obra de D. José Ramírez,
escultor de
Zaragoza, la cual se halla servida por un vicario y 15 beneficiados, y un conv. que fue de frailes capuchinos, edificado en el año 1629 destinado hoy para hospital; el
cementerio está al O. de la pobl. y 1/2 hora de dist.: de sus varias ermitas solo se cuenta en pie una sit. en el térm. y sitio llamado
Arlas (1/2 hora de dist.), dedicada a San Pedro Apóstol, donde el día de este Santo va, en
romería una cofradía a celebrar una misa. En las afueras de la v. hay un pequeño
paseo con arbolado y además un bosquecito que sirve de vivero. En su térm. y a 1/2 leg. de dist. se encuentra una
fuente que toma el nombre de San Silvestre, por una
ermita que hubo a su inmediación, cuyas
aguas aunque no están analizadas, se usan con buen resultado para las obstrucciones de vientre: no hay otra fuente, y para surtido de los vec. se aprovecha el
agua del r. El TÉRM. se estiende 1 leg. de N. a S. y más de 2 de E. a O. y confina N. Falces; E.
Marcilla; S. Funes y
Villafranca, y O.
Andosilla, comprendiendo en su jurisd. varios sotos y prados con buenos pastos, y un
monte de propiedad particular denominado La Sierra, poblado de carrascos. El TERRENO es fértil y de buena calidad en lo general, y se riega con dos acequias que toman el agua de los r. Aragón y Arga; hay sobre el Arga, que se incorpora con el otro r. a 1 hora de dist. un puente de piedra sillar de 11 arcos, y a la inmediación de este, otro de ladrillo, conocido por el puente Chico, con 9 ojos.
CAMINOS: los que conducen a Tafalla,
Caparroso, Funes, Villafranca, Falces y Andosilla, en bastante buen estado: el
CORREO se recibe diariamente por balijero de la estafeta de Caparroso. PROD.: abundantemente trigo, cebada, avena, alubias, aceite, lino, cáñamo, melones exquisitos, pimientos que se llevan a vender a la cap. y a otros puntos,
frutas de toda especie, sabrosas
hortalizas, siendo la principal y más productiva cosecha la del afamado vino de Peralta, que asciende a unos 80,000 cántaros: mantiene sobre 7,000 cabezas de
ganado lanar, 392 caballerías de labor, 249 menores, 79 cerriles y 62 bueyes, además de criarse en sus pastos alguna parte dé la vacada conocida por la de Elorz y Bermejo, que se ha acreditado últimamente: hay bastante
caza de conejos, liebres, perdices, y aves de paso;
pesca de barbos, truchas y algunas anguilas, IND.: además de la agrícola v pecuaria, un
molino harinero y varios de aceite,
COMERCIO: extracción de
frutos y varias tiendas de géneros que surten a los
pueblos inmediatos: se celebra anualmente una feria desde el día 27 de abril hasta el 8 de mayo, y su mayor tráfico consiste en caballerías. POBL.: 720 vecinos, 3,204 almas, RIQUEZA.: 1.118,419 rs.
* Diccionario geográfico – estadístico - histórico de
España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz, 1847.