El
Santuario de
San Miguel de Exelcis custodia una singular imagen consistente en un relicario de plata sobredorada de 1756 para sustituir a otro anterior.
En su interior alberga un lignum crucis y restos de madera de talla previa. El Arcángel porta vestiduras litúrgicas y atributos guerreros -casco y coraza-, pero no esgrime armas humanas, sino que, con los brazos en alto, sostiene sobre su cabeza la
cruz, signo de la victoria de
Cristo sobre el pecado, el demonio y la muerte.
Este hermoso modelo expresa de manera magistral el lugar del arcángel en la
historia de la salvación como testigo de la grandeza y soberanía de Dios (¿Quén como Dios?, y como debelador del "gran
dragón, la serpiente primordial que se llama diablo" (Ap 12,9) en una batalla sobrenatural que no se libra con armas de este mundo.