La hora del regreso, IBERO

Una cálida tarde de julio, atravesé el pequeño puente, y me quedé contemplando la campiña de Ibero... de pronto, escuché un tintinear de cencerros. Al voltear la mirada hacia el puentecito, veo con asombro un rebaño de ovejas y cabras que, adueñándose de él, regresaban al establo custodiadas por dos perros pastores...
(Julio de 2011)