El
puente en sí mismo representa la esencia de la ciudad pontevedresa, y está relacionado con el puente viejo que le dio nombre, en la actualidad denominado puente del Burgo. Al lado de esta construcción nació la ciudad y es el más antiguo de todos con los que cuenta la capital pontevedresa. Posteriormente, a finales del siglo xix y durante el siglo xx e inicios del siglo xxi se siguieron construyendo
puentes marcados por las tendencias constructivas de la época, desde el puente de la
Barca, auspiciado por la
arquitectura del hierro hasta otros más modernos como el puente de los Tirantes, de finales del xx o el puente de
arco tesado o bowstring de principios del xxi denominado puente de las Corrientes.