DESDE
MIÑO A PUENTEUME
Aquella tarde de
verano, de los años 1976, el marinero que acababa de venir de
pescar en los
barcos de Pescanoba, de la zona de la Unión Sudafricana, se sentía lleno de morriña, al ver de nuevo su tierra, llena de frondosos bosques, y de su gente, ocupada en las faenas agrícolas, además de algún que otro
barco pequeño, que se movía por sus rías, en busca de las capturas de mariscos o otras clases de
pescado. El marinero se dirigía en su vieja motocicleta, a buscar a su amor
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