TRUJILLO

Habitantes: 9.315  Altitud: 564 m.  Gentilicio: Trujillanos 
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Situación:

Trujillo se halla situada al sur de la meseta central cacereña. Fue edificada entre dos grandes ríos del oeste peninsular: Tajo y Guadiana, sobre cuyas cuencas vierte sus aguas la extensa comarca Trujillana

Monumentos:

Destaca sobre el conjunto urbano la silueta del recinto amurallado medieval, con sus numerosas torres y el castillo árabe del siglo X.
Predomina, sin embargo, la arquitectura de los siglos XV y XVI, particularmente la civil, con sus mansiones nobiliarias que le dan el carácter a la ciudad, en muchos casos ligadas a los principales personajes del descubrimiento y colonización de América. Estos descubridores y sus descendientes volvían a su tierra natal, haciéndose construir magníficas residencias, en las que quedaba plasmada la aventura americana.
La Plaza Mayor de Trujillo conforma un espacio arquitectónico de gran belleza y monumentalidad. En ella se encuentran las iglesias de la Sangre, de estilo barroco, y la de San Martín, gótico-renacentista. En el centro se encuentra la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, obra del norteamericano Charles Rumsey.
Palacios como el de la Conquista, plateresco, construido por Hernando Pizarro, con un artístico balcón de esquina.
El palacio de Chaves-Cárdenas, Condes de Quintanilla.
El antiguo Ayuntamiento, con un artístico salón y cúpula pintada.
El palacio de Piedras Albas, de los Suárez de Toledo, con una galería de influencia florentina.
La Casa de la Cadena, así llamada por la cadena que cuelga sobre el dintel y que representa el derecho de asilo concedido por Felipe II. Al fondo de esta casa se puede contemplar la torre del Alfiler y tras ella, el Palacio de Santa Marta.
Trujillo cuenta con numerosos conventos, como el de las Jerónimas, del s. XV, el de Santa Clara, del s. XVI, actualmente Parador de Turismo, el de las Dominicas, fundado por Isabel la Católica, y el convento de San Pedro, dela orden franciscana, del s. XVI. El de San Francisco es el más significativo de la ciudad. En su interior alberga enterramientos de la familia de Francisco Pizarro.
La iglesia de Santa María la Mayor, románico del s. XIII

Historia:

Trujillo ha sido un importante enclave en la historia de Extremadura y de América; más de dos milenios de historia se contemplan desde este cerro milenario. Ha sido, sobre todo, crisol de muchas culturas; fue en la antigüedad lugar obligado de paso entre la Meseta Occidental y las cuencas del Guadiana y Guadalquivir. Los misteriosos Ligures fueron sus moradores más antiguos, ellos legaron un único recuerdo, el hidrónimo Magasca; posteriormente existieron los Cempsi, autores de unas arcanas estelas sepulcrales; ya en la Edad del Hierro, llegaron los vettones, pueblo de estirpe celta que colaboró con Viriato en su lucha contra los romanos, y de la forma en que denominaron a este cerro, Turaca, parte el topónimo Trujillo, tras las influencias fonéticas de romanos, Turgalium, musulmanes, Taryala, o del Medievo, Truxiello. Trujillo alcanzó su máximo esplendor durante los siglos XV y XVI; entonces se convirtió en cuna de conquistadores y artistas.

HISTORIA. Es pobl. de grande antigüedad, fort. de la España romana, encabezada por la colonia Norbense (V. Norba). Se apellidó Julia de donde Castra Julia, como se lee en Plinio entre las c. lusitanas. Hay quien ha hablado de la edad romana de esta pobl. con tanta ignorancia de las cosas de aquel tiempo, que dice haber sido colonia de la Lusitania tributaria de la de Norba. No asoma en la historia hasta la dominación de los árabes, quienes la tuvieron en grande estima. En 1184 se apoderó de ella el rey de Castilla D. Alonso VIII, mas vencido luego y rechazado su avance, no pudo conservarla y quedó en poder de aquellos. En 1233 la ganaron el ob. de Plasencia y las órdenes militares obrando de consuno. En 1428 D. Juan II la dio con Alcaraz y otras pobl. de menor importancia a la infanta Doña Catalina, esposa de D. Enrique de Aragón, en cambio de Villena. Este infante despojado en el año siguiente de los demás pueblos de su estado, se retiró a esta c. para correr desde ella las tierras reales. El infante D. Pedro acudió a la misma, y ambos hermanos se esmeraron en fortificarla, para lo que destruyeron sus arrabales: de ella salieron a apoderarse por sorpresa de Alburquerque. El rey acudió ejecutivamente con D. Alvaro contra estos sucesos la c. de Trujillo vino pronto a su poder: la fort. se mantuvo algún tiempo por oficio del bachiller Garci Sánchez de Quincoces, que teniendo gran parte en su defensa, se opuso obstinadamente a la entrega aun después de avenirse a ella el alcaide. D. Alvaro obvió de un modo notable este inconveniente: logró que Quincoces consintiese tener una entrevista con él, y habiéndose juntado solos al efecto en la áspera cuesta del cast., desahuciado de vencer su resistencia se asió a él, y haciéndolo rodar consigo por la vertiente del terreno, facilitó que cien hombres de armas apostados cerca se asegurasen de su persona, con lo que se rindió la fort. (1429). D. Juan II dio privilegio de c. á Trujillo en 1431. D. Enrique IV determinó entregarla a D. Alonso de Zúñiga, conde de Plasencia, remunerando los servicios que le habia prestado este; pero el vecindario noticioso de este intento, y puesto de acuerdo con Gracian Sessé, alcaide del cast., resolvió contrarrestarlo y defender con las armas en caso de necesidad, la libertad que les dejaron sus antepasados. El rey en vista de esta oposición desistió del proyecto, y dio en cambio al conde la v. de Arévalo con título y armas de duque (1469). En esta c. concedió perdón al maestre de Alcántara por haber seguido la voz del infante D. Alonso, y dio a Gutierre de Cáceres y Solís la c. de Coria: recibió cartas de su hermana la princesa Doña Isabel, en que le participaba su casamiento con el infante de Aragón D. Fernando, y se dirigió a Segovia. En 1474 intentó el maestre Do Juan Pacheco apoderarse de esta c. acompañando al rey, que vino a ella a concertar las bodas de la infanta Doña Juana con el rey de Portugal: el vecindario se conformó con esto, que fue pronto la voluntad de D. Enrique: el maestre habia ganado la nobleza y el pueblo no se opuso: solo el alcaide del cast., el mencionado Gracian Sessé, se opuso a entregarlo mientras no le gratificasen lo que habia gastado en él. El rey se retiró a Madrid gravemente enfermo: el maestre, algo repuesto de una enfermedad, que también le asaltara, volvió a tratar de reducir al Sessé; mas murió sin haberlo conseguido, lo que se ocultó al alcaide mientras seguían las contestaciones, y por fin entregó este la fort. recibiendo el l. de San Félix, en Galicia, por juro de heredad, y donde murió más tarde apedreado por el vecindario. En 1475 fue traída á esta c. la infanta Doña Juana para casarla con el rey de Portugal, que el marqués de Villena excogitó contraponer a las fuerzas de Aragón. Esta c. fue mantenida obstinadamente por aquel marqués contra los reyes Católicos. Estos le prometieron perdonarle y restituirle todo su estado, si le entregaba con el alcázar de Madrid, que también conservaba por su cuenta (1476). Se intimó al alcaide Pedro de Baeza que rindiese el cast., y probó aquel alcaide su valor y constancia, negándose a hacerlo mientras no se entregasen al marqués (O. Diego López Pacheco, hijo del maestre a quien lo habia otorgado Enrique IV) las villas de su estado de Villena. Este marqués, por complacer a la reina pasó a entregar personalmente el alcázar, y lo hizo tan precipitadamente, que ni se ocupó de las condiciones que debían garantizar la persona del Baeza; por lo que sentido este, se despidió del de Villena y de su servicio (1477). Al año siguiente estuvieron en esta c. los reyes Fernando e Isabel, que habia recibido su fort. de manos de Villena en 24 de julio del anterior. En los últimos dias de su vida estuvo también en ella D. Fernando, y salió para morir en Madrigalejo á 23 de enero de 1516. En las guerras que posteriormente se siguieron con Portugal, no dejó de sufrir esta pobl., siendo un especial apoyo de las fuerzas castellanas; mas nada ofreció que merezca mencionarse por notable en la historia general del pais, ni en la guerra de la Independencia contra la invasión francesa de 1808, aunque en ella tuvieron una guarnición los franceses, habiendo reparado sus fortificaciones. En la guerra civil, seguida a la muerte de Fernando VII, fue invadida esta c. en 30 de octubre de 1836 por la expedición carlista al mando de Gómez que continuó para Cáceres.
El escudo de armas de esta c. ostenta la imagen de la Virgen con el niño Dios en los brazos, colocada entre muros y dos torres en conmemoración de lo que con fe sencilla se la vio intervenir en su conquista contra los agarenos. Es patria de Francisco Pizarro, hijo de Gonzalo, conquistador del Perú, y de Diego García de Paredes, llamado el Sansón extremeño por sus hazañas en Nápoles.
Entre sus hombres célebres cuenta a San Hermógenes y San Donato, mártires; Francisco Pizarro, conquistador del Perú; los Sotomayor, distinguidos en la conquista de Flandes; el capitán Mendo, en la de Chile; Diego Albarado, en Nueva-España; Diego García de Paredes, en la de Italia; el cardenal Cervantes Gaete, privado de Pio V; Fr. Diego de Chaves, confesor de Felipe II; D. Juan Pizarro, presidente del Consejo de las Ordenes, escritor de los varones ilustres del Nuevo Mundo; D. Luis Francisco Calderón, Felipe de Meneses, Juan Solano, Juan Pizarro de Aragón, Gaspar de Meló, Francisco Díaz de Bargas, Francisco Carrasco del Saz, Diego de Barba, todos escritores; y D. Francisco de Godoy con sus bravos compañeros los célebres Padilla Pizarro, los Contreras y Loaisas, que sobresalieron en tiempo de Felipe V en el arte de lidiar y otros ejercicios de hombres esforzados.
* Diccionario Geográfico - Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1845.

Turismo:

Trujillo se ha convertido con el paso del tiempo en un centro turístico de gran envergadura y ofrece al visitante una amplia gama de opciones, para todos los bolsillos: Parador de Turismo, hoteles, hospederías, mesones, fondas, pensiones, bares de tapeo y restaurantes.

Su gastronomía es fruto de la tradición, autentico amasijo de culturas. La herencia árabe está presente en gran parte de sus recetas, las mas representativas son las dulcerías de miel, sopas de almendras, cordero asado y salazones de pescados de río, cuya joya por estos lares es la tenca. La otra gran herencia gastronómica es la surgida del contacto con los serranos de la trashumancia, principalmente la caldereta de cordero y cabrito, el frite de rabos y las migas. Otros manjares de interés para el visitante son los tocinillos de cielo, yemas de Pizarro, bollos dormidos, pastas de almendras, gazpachos de guindas y de espárragos silvestres, cochifrito, además de los quesos de cabra y oveja, cecinas y vinos.

La oferta cultural es muy amplia; congresos, representaciones teatrales, audiciones musicales y exposiciones artísticas de diversa índole se ofrecen durante todo el año en los incomparables marcos de nuestros palacios y rincones más emblemáticos.

Las fiestas y ferias de Trujillo gozan de gran fama y han sido catalogadas como de interés turístico. El Chiviri es sin duda la más conocida de todas. El domingo de Pascua la Plaza Mayor de Trujillo se llena de mujeres ataviadas de pastoras, con vistosos refajos, polleras, jubones, corpiños y pañuelos de cien colores, además de aderezos de orfebrería fruto de la más pura tradición artesanal; los hombres se anudan un pañuelo rojo al cuello. Se bailan y se cantan coplas tradicionales con letras que van desde simples declaraciones amorosas, pasando por algunas que no desentonarían en las exequias de Baco, hasta llegar a otras de las más clara tradición picaresca.