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MEMBRIO: Todos los perros sueñan con tener como amo a un pastor...

Como quiera que me lo han pedido personas a las que quiero mucho, y esperando disculpen aquellos a los que no interese (Lo tienen fácil) me atrevo a pasar el poema.

EXTREMADURA ES…

Extremadura es un grito que calla mientras sufre,
un profundo silencio de miradas extenuantes,
la hermana pobre de los dolores infinitos;
un llanto seco, lívido, que añora la lluvia regando el destino.
Extremadura es la cuna para los que nunca durmieron,
la cama perfecta para oradores de cielos.
Extremadura es un suelo pardo al estío,
esperanza al invierno;
una calamidad ajena de encinares yuxtapuestos.
Extremadura es, y, dicen, bastante tiene con serlo,
una subvención, un desierto;
un alma en pena sin pena, un dolor y un sufrimiento.
Es un patrimonio infinito para que lo disfruten ellos;
es un regato, una luna, un cante y mil monumentos.
Extremadura, es José, el que parió Almendralejo;
es Carolina y el Gévora, es la nacencia y su credo.
Es Valdés y su Jovino, el de las Brozas y Torrero;
es un puente, un acueducto, cien presas y dos mil templos;
es uno que sobre lienzos pinta y miles que no recuerdo;
es un alcornoque, una encina, una bellota, un cerdo.
Es un Cortés, un Pizarro, tal Valdivia y un tal Pedro.
Es la aventura infinita de tantos aventureros
que si contarlos tuviera necesitaría muchos más dedos.
Extremadura es toda ella, un hermoso cementerio;
es vetona, lusitana, romana y mora; de caballeros.
Es, una yerma torre en mitad de un vil desierto
que añora la bizarría de pretéritos ancestros.
Extremadura, es la luz en la oscuridad del averno;
es un Sol, es una luna, un candil, un riachuelo.
Extremadura, es un cortijo azul, maravilloso y abyecto,
que detentan los señores, entre aplausos de plebeyos;
es la glosa de una estirpe que se muere sin saberlo,
la alabanza más sublime que loar puede el silencio,
la descendencia finada de Viriato y sus guerreros.
Extremadura, es algo así como la quinta esencia del miedo
que se diluye en las manos entre sombras y pañuelos,
es un campo de amapolas en soliloquio y respeto,
la verdad y la injusticia, la impotencia, el desconsuelo.
Es una magna belleza, un manicomio de buenos,
una sonrisa en un pozo mirándose en el espejo.
Es la jara que se dobla con el peso de un jilguero;
es el amor hecho pausa, es la pausa del cordero.
Extremadura, es un lobo más domesticado que fiero,
la antítesis de sí mismo y de sus olvidados pueblos,
un amor que se enamora de un imposible sendero,
un cobarde y un valiente matándose por no serlo.
Extremadura son dos -dicen los sabios postreros-
Cáceres y Badajoz. ¡Polifónica de genios!
A todos ellos les digo: “ ¡Capitalinos soberbios!
Es un punto suspensivo, ignorado pero eterno”

Francisco Javier Caballero Torino

Todos los perros sueñan con tener como amo a un pastor extremeño, que tiene siempre las sienes en alto y la cabeza bien puesta.
Poesia encontre y seguire encontrando en la gente de mi tierra.
Un sueño, no olvidar.

Miguel Hernández: poeta, pastor y guerrero.

Dice Neruda -otro amigo de Hernández- en "El Pastor Perdido":

"Aquellos días y siglos
en que a Miguel Hernández,
los carceleros
dieron tormento y agonía,
la tierra echó de menos
sus pasos de pastor sobre los montes
y el guerrillero muerto,
al caer, victorioso,
escuchó de la tierra
levantarse un rumor, un latido,
como si se entreabrieran las estrellas
de un jazmín silencioso:
era la poesía de Miguel"

(Fragmento) Pablo Neruda