"In memoriam" de mi inolvidable vecino y amigo Diego, tercero por la izquierda. Gran vecino y persona de clara inteligencia, hombre de gran fe y que explicitaba en algunas de sus poesías a su Santísimo Cristo de la Capilla. Nos juntábamos en el corro de mi puerta en el verano hasta 17 personas, en vida de mis padres, la pusimos de nombre Plaza de Castilla.
Yo sé que María Luisa su hija, le pasó al ordenador algunas poesías, podríais Montero, seleccionar, algunas de ellas y hacer conocer esa fasceta que pocos creo conocían de tu suegro, díselo a Antonia a ver que le parece, sino ahora porque está todo muy reciente, para más adelante. Para conocer el alma de este gran hombre sencillo. En una de ellas hablaba de su huerto, un verdadero vergel en el que cultivaba las hortalizas, sandías, calabazas, aprovechaba al máximo el terreno, yo le decía Diego, aquí tienes el Paraíso terrenal, siempre me iba con algo en las manos fruto de su generosidad y me decía: Deme, cuando se regala, se regala lo mejor. En una de sus poesías decía: "tengo una capilla en mi huerto, grande como el firmamento.
En muchas ocasiones durante mi estancia en Orellana nos íbamos a misa primera y siempre no nos faltaba conversación. En el cliché que tengo en la memoria de los labradores de nuestro pueblo, él corresponde perfectamente a su fisonomía, me comentaba que cuando araba la tierra, siempre el Cristo de la Capilla le acompanaba. Él como a muchos otro de su generación le toco sembrar, segar, trillar, llevar los carros repletos con los frutos del campo.
Quiero escribir algo para él, ya os lo haré llegar en su momento.
Un fuerte abrazo para todos
Yo sé que María Luisa su hija, le pasó al ordenador algunas poesías, podríais Montero, seleccionar, algunas de ellas y hacer conocer esa fasceta que pocos creo conocían de tu suegro, díselo a Antonia a ver que le parece, sino ahora porque está todo muy reciente, para más adelante. Para conocer el alma de este gran hombre sencillo. En una de ellas hablaba de su huerto, un verdadero vergel en el que cultivaba las hortalizas, sandías, calabazas, aprovechaba al máximo el terreno, yo le decía Diego, aquí tienes el Paraíso terrenal, siempre me iba con algo en las manos fruto de su generosidad y me decía: Deme, cuando se regala, se regala lo mejor. En una de sus poesías decía: "tengo una capilla en mi huerto, grande como el firmamento.
En muchas ocasiones durante mi estancia en Orellana nos íbamos a misa primera y siempre no nos faltaba conversación. En el cliché que tengo en la memoria de los labradores de nuestro pueblo, él corresponde perfectamente a su fisonomía, me comentaba que cuando araba la tierra, siempre el Cristo de la Capilla le acompanaba. Él como a muchos otro de su generación le toco sembrar, segar, trillar, llevar los carros repletos con los frutos del campo.
Quiero escribir algo para él, ya os lo haré llegar en su momento.
Un fuerte abrazo para todos
