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CABEZA DEL BUEY: El texto que va entre las comillas está colgado en...

El texto que va entre las comillas está colgado en el blog que Antonio Rincón abrió en su día, con muy buen criterio por cierto y al que todo el mundo de este foro está invitado incluyendo los propios antiguos alumnos de la escuela, no pretendo otra cosa con mi ejemplo que animar a los compañeros a participar con lo que recuerden de su paso y lo iremos colgando poco a poco y con los conocimientos de que disponemos, los profesores que se animen también pueden hacerlo y los hijos de los compañeros también, ellos nos pueden servir de mucha ayuda. Animo y al abordaje! "Sería estupendo que el resto de la gente, además de las fotos nos mandasen unas lineas de sus recuerdos, como les fuese surgiendo, esta idea tuya de relatar una jornada está estupenda, es muy buena, ahora imaginate que llega otro y es capaz de contarnos, o relatarnos, un partido jugado contra los de la escuela San Vicente, haz un suponer y otro se te descuelga contando aquellos interminables fines de semana que nos quedábamos menos de una decena de chavales, había veces que, si el fin de semana era largo, no pasábamos de cinco. Veo a cualquiera de nosotros nervioso por que nuestro equipo, el Madrid, el Barsa, el Atleti, el Bilbao, juega un sábado por la noche y la Pantera Rosa anda fastidiada con aquél novio que tubo, el Bigote creo que le decíamos y va la señora y nos dice que a la cama, que no hay fútbol, hazte a la idea de las bendiciones que la caerían en un momentito de nada. No tengo mucha idea de lo que la gente está dispuesta a recordar, tampoco es cuestión de hacer de esto una tragedia, al contrario, ya lo he repetido en más de una ocasión: los tiempos fueron aquellos y no hay vuelta de hoja, yo pasé buenos momentos y momentos muy malos pero que con el tiempo y un poco de terapia personal he terminado por reírme de ellos, incluso me hacía gracia cuando llegué a la mili y tíos con pelos en el pecho se sentían como nosotros cuando teníamos seis, ocho o diez años, por cierto ¿te acuerdas de alguno que llegó casi con catorce años y que sólo estuvieron un año o dos?, estaría bien que contactaran con nosotros y nos explicasen como lo vivieron, creo que fueron pocos pero era gente que no había podido ser escolarizada con anterioridad por vivir en núcleos apartados, si mal no recuerdo el denominador común nuestro era: vivir en el campo, alejado no se cuantos kilómetros del colegio más cercano, el mínimo estaba en 5 Km pero me suena que había excepciones que confirmaban la regla, como se suele decir, puede que un caso de esos fuera un tal Pizarro que no se porqué motivo, tampoco importa mucho, viviendo a las afueras de Cabeza del Buey estaba allí con nosotros. Y qué me dices del uniforme: pantalón gris, chaqueta de punto azul marino, camisa blanca, dos de cada y cinco pares de calzoncillo, cinco de camisetas y dos talegas blancas en las que metíamos la ropa sucia, la que luego nos lavaban en el altillo de la terraza; ¿ya no te acuerdas que cuando subían a la lavandería, como iban con faldas y tan cabroncetes nosotros, perdíamos el culo por sentarnos en el primer tramo de escalera para verles las pantorrillas a las cuidadoras. No puede uno pasar por estas paginas sin que nadie le dedique una oda o un ripio o lo que sea a aquel botijo, barril, porrón o como lo quieras llamar, que alguien tubo la feliz idea de ponerle una especie te collarín con puntas, parecía un perro con carlanga, en el pitorro, para que los menos habilidosos, a la hora de beber no chupeteasen la boquilla, no se me olvida, el botijo, o lo que fuese, que alternaban con agua y zumo de naranja a base de polvos diluidos, era de hojalata y aunque se cayese no se rompía, se le añadía algún bollo más pero seguía siendo de lo más útil, me imagino que doña Rosa fue la causante de tal idea, harta de comprar botijos de barro y que durasen un asalto se le debió ocurrir el "eureka" debajo de aquella cabellera que ni le crecía ni le menguaba, había leyendas urbanas, a pesar de lo rurales que todos eramos, que aseguraban que debajo de la ¿peluca? no había nada, era calva de solemnidad. Suponte que ve esto en el blog y manda un comentario desmintiendo oficialmente su calvicie. Me destrozaría la infancia haber estado toda la vida pensando una cosa y luego no era verdad - esto va de coña, tampoco anda uno para traumatizarse por un puñado de pelos-. Hay miles de cosas sobre las que se pueden escribir un par de paginas, sólo hacen faltas ganas de ponerse y si andamos cortos se le pide ayuda a los chavales, mira el compañero ese de San Vicente, es la hija quien escribe por él, no pasa nada por pedir ayuda, yo ando detrás de mi hija para que claree un poco las fotos que tengo que están muy oscuras y luego mandártelas, ella me pide ayuda en otras cosas.