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BADAJOZ: ¿Viste gallego?, que, por estos pueblines o poblet...

¿Viste gallego?, que, por estos pueblines o poblet de las Españas hay más de un escribidor que gustan más de leer que a otros? Pues si te gusta alguno en particular, en cualquier pueblillo que estés, sólo tienes que mirar en la barra de direcciones y, donde dice colaboradores, pulsa. Te sale otra pantalla que contiene una relación de todos los que han escrito en ese pueblino o poblachón. Vuelves a pulsar sobre el que más te agrade y te puedes pasar un rato leyendo todo lo que haya escrito el agraciado antes que tus otras obligaciones te reclamen

Este sistema, tiene una particularidad añadida, que yo creo que es una ventaja para el lector curioso, y es que, uno se puede hacer una idea más o menos aproximada de la forma de ser del individuo o mujer en cuestión.
El sistema falla si, el aprendiz de Miguél Hernández o de Guillermo Sautier Casaseca, a decidido previamente que es totalmente anónimo, en cuyo caso, se jode el invento.

Lo mismo, es válido para las fotografías. Que conste que hay algunas muy buenas. Vale la pena probar un rato si el quehacer no es muy acuciante, aunque no es recomendable alrededor del mediodía, porque igual te sorprende la parienta, que viene cansada después de haber cumplido con esa maldición que los humanos asalariados arrastran desde el principio de los tiempos y a la que se suele llamar trabajo, y se lía la de san Quintín; o el señor del cotarro con mando en plaza, con su voz ronca y el pecho tan lleno de bello que más bien parece puercoespín, y se arma la del dos de mayo, porque las alubias se han chamuscado y parecen más churrasco a la carbonera que exquisito manjar de dioses.

Pero, ya corto y apago porque es tarde. Otro día, si no he decir nada, leeré antes a Javier Feijóo y como él, dejaré que vuele entre los vientos lo que buenamente de mi mollera salga:

De cómo no decir nada en un soneto

Un folio en blanco tengo por delante
y un lápiz en mi mano, de madera,
(el lápiz… no mi mano, si así fuera
nada podría escribir en este instante).

Ya malgasté un cuarteto... ¡qué cargante!
¡qué forma de enredar la enredadera.
Mi lápiz de impaciencia se exaspera
ante un soneto tan desesperante.

Tal vez lo enmiende a ritmo de terceto,
con verso endecasílabo y con rima
que encaje en la estructura del soneto...

... ¡Será en otra ocasión! Y con respeto
pido perdón por esta pantomima
para salir airoso de este aprieto.

¡Lo que quería escribir, se lo aseguro,
aún sigue en mi cabeza... se lo juro!
Salud.