Vivimos en una sociedad que prima la juventud en detrimento de nuestros mayores, una sociedad que alaba las pieles sin arrugas, que potencia el terrible mal de la soledad en la gente mayor. Una sociedad que esconde el proceso de envejecer porque le da vergüenza asumir que es una parte más de la vida, una tan natural que, de continuar intentando evitarla, podría caer en la paradoja de hacer que la vida se vuelva una parodia de sí misma.
La gran mayoría de la humanidad contempla la llegada de la ... (ver texto completo)
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