Las nubes amenazaban lo que luego ocurrió...
Una
tormenta que nos hizo huir en estampida para no mojarnos dejando al
santo custodiando la
ermíta y los
campos, menos mal que ya había concluido la misa y el reparto de bollos preñados acompañados de nuestro sin par clarete (a la vista está donde algunos buscaron apoyo), y no se pudo hacer otra cosa, aunque nos hubiera gustado a todos estar un buen rato saludando y conversando con vecinos y forasteros.
No pudieron los danzadores hacer la bajada danzando
... (ver texto completo)