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MADRID: HACE MUCHO TIEMPO que no entro, por el Madrid de mis...

HACE MUCHO TIEMPO que no entro, por el Madrid de mis amores y desamores... ni a pie, ni por estos medios. Mi estimados amigos, vengo de leer, lo SOSTENIBLE e INSOSTENIBLE, lo de SICAV, y todas la chapuzas, de lo que se da por llamar... SOMOS TODOS. Nunca hemos sido TODOS, ni lo seremos jamás. Cierto, que mis primeros pasos pro Madrid, difieren de los que ahora daría, en el sentido, de que, ya no se lucen muñones, en las puertas delas iglesias o en las esquinas de cualquier calle. Pero si apreciaría (mejor despreciaría los culpables) lechos de cartones, sobre las calles... casi igualmente frías. Pero lo contaré de la forma que mas me duelen... hoy que ya no brillan las espadas, que motivaron tanta desgracia. Si me pregunto si ANTEAYER, en la España pobre, pereció el grito de sentirse libres, y si lo somos lo suficiente hoy.

FUE ANTEAYER...
Fuera poco después de aquel día
que me llamaron a nacer:
ya estaban para los pobres
las panaderías cerradas con candado.
La muchedumbre pedía pan.
A muchos hombres se les veía caminar, encorvados
por el peso de pesadas cadenas
gritaron! libertad!

Los llamados señores, no pasaban hambre
vestían, buen abrigo
y devoraban las mejores marcas de pan.
Entre tanto cansancio-repito-
gritaban! libertad!

Fue ateayer en una mañana fría.
Yo apenas si había despertado
en aquel mundo, y ya rodaba por los trigos
duros y escasos, pero ya tenía mirada.

Ya tenía mirada, en la calma tensa, que sucedió a los ruidos.
Ya tenía mirada para las migajas,
de las que se desprendían los ricos...
mientras rezaban, y rezaban y rezaban.

Haciá frío: mucho frío...
Y en el miedo muchos niños pasajeros
en las calles de su destino.
Había, muchos, muchos hombres hambrientos.
Había- me repito- muchos hombres malheridos
esperando se oxidaran,
en los campos muchos hierros retorcidos...
Y para siempre se oxidaran las espadas.
LIBERTAD.