Santa María de la Cabeza rotonda, MADRID

Y la flor, incesante, se me ofrenda

Con su aroma de escarcha. El agua empapa

Los cabellos, corre sobre los hombros,

Sobre la boca azul, sobre los párpados.

Desde su eternidad de fuego y barro

Me regala una flor. Mientras el agua

Cae, mansa, insomne, sobre el mundo.

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