La
Virgen de la Paloma es una advocación mariana de
Madrid, que sin ser la patrona oficial de ésta villa (lugar que ocupa la Almudena), tradicionalmente se la considera "patrona popular de los madrileños", y ha gozado de gran devoción. En su honor se celebran anualmente las
Fiestas de la Paloma, muy castizas, se trata de una
tradición que data de finales del siglo XVIII.
La imagen de la Virgen es un lienzo en lugar de la tradicional talla. El cuadro se encuentra en el centro de un
retablo situado en la
parroquia de la Virgen de la Paloma y de
San Pedro el Real, situada en la
calle de la Paloma nº 19, en el
barrio de La
Latina, teniendo también otra entrada por la calle de
Toledo nº 98.
Además, es patrona de los bomberos de Madrid.
Según un informe escrito en 1791 por el marqués de
Casa García Postigo, alcalde de Madrid, el lienzo, que representa a Nuestra Señora de la Soledad, fue encontrado o regalado a unos niños para que jugaran con él en un solar contiguo a la calle de la Paloma. Habitaba en esta calle Isabel Tintero, quien viendo la escena lo recuperó, limpió, enmarcó y colocó en el portal de su casa. La veneración que le profesaba Tintero a la imagen se amplió con fervor a los vecinos del lugar.
Como fuera que a tal Virgen se le atribuyesen varios milagros, su culto se extendió rápidamente, llegando su devoción a la Casa Real. Se dice que María Luisa de Parma (esposa de Carlos IV de
España) fue muy devota de esta imagen, tras obtener de la Virgen de la Paloma la curación de su hijo, el futuro Fernando VII de España.
Al quedarse pequeño el portal para la cantidad de gente que acudía, Isabel Tintero decide utilizar una habitación de su propia casa, pero aun así no es suficiente y se inician los trámites para levantar una pequeña
capilla en un erial de la misma calle. Realiza el proyecto Francisco Sánchez, discípulo de Ventura Rodríguez, concluyéndose la capilla en 1795. La capilla, dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, se construyó con el apoyo de la Casa Real. Si bien dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, fue popularmente conocida como "de la Paloma" por estar situada en la calle de tal nombre.
Cuando se produce la invasión francesa, es la propia Isabel quien esconde el cuadro y las joyas de la Virgen durante la ocupación.
El culto sigue creciendo y la capilla se queda pequeña. En 1891, se convierte en la parroquia de San Pedro el Real, pero se considera que el
edificio está en malas condiciones y que no era posible continuar el culto en la pequeña capilla, lo que lleva a levantar una nueva
iglesia, que se comienza a construir en 1896, según el proyecto del arquitecto Lorenzo Álvarez Capra, y se inaugura en 1912. El exterior es de estilo neomudéjar y el interior tiene elementos góticos. La planta, de
cruz latina; sobre el
altar mayor se sitúa el cuadro de Nuestra Señora de la Soledad.