El Melonero.
Para quienes ya tenemos cierta edad, seguro que recordamos a aquellos puestos de melones y sandías junto a las paradas de los tranvías, en cualquier calle de Madrid, incluso en los laterales de las carreteras de la región. También nos vendrá a la memoria aquella estampa del vendedor de los melones tumbado sobre una manta y durmiendo por las noches en el mismo lugar de venta, que no era otro que aquel puestecillo apenas cubierto por un simple toldo (si es que lo tenía).
Algunos, también vendían patatas y ajos (además de los melones y sandías) recién recogidos en la huerta. Y aquella voz del vendedor que decía: a cata y a prueba.
Y poco a poco, fueron desapareciendo de nuestra ciudad.
Pero, ya hace unos cuantos años que volvemos a ver este tipo de puestos por las calles de la capital. En un principio, tuvieron difícil la batalla de competir contra las ofertas de los grandes supermercados. Algunos clientes comentaban que su precio era más caro que en estas grandes superficies. Hoy día, a como está el precio de la fruta en estos establecimientos, no hay tanta diferencia de precio... y además, tienen una calidad que les avala.
Y por estas fechas cercanas a San Juan, aquí están otra vez. Con su caseta metálica de color verde, sin un adorno, basto, un poco espartano, pero melones y sandías de temporada, que vienen de la huerta a la mesa sin pasar por intermediarios ni cámaras, y que si no tienes ni idea de cuál es el melón bueno o la sandía más fresca, ellos cogerán la pieza por ti
¡y será genial!
En los días de mucho calor, lo que nos apetece es tomar algo fresquito, y en estas fechas hay pocas cosas que nos refresque mejor que... ¡una buena raja de sandía o melón!
El melonero, ha llegado al barrio el melonero.