Al final de la
calle de Santiago, frente a la
iglesia del mismo nombre, una inscripción en el suelo nos recuerda que en ese mismo lugar estuvo el
palacio del Conde de Lemos, mecenas de Cervantes y editor de la segunda parte del Quijote. Además de eso, está zona es una maravilla para pasearla con calma y sin prisas. La encontráis a espaldas de la calle Mayor