El actual aspecto neoclásico de su decoración interior se debe a la segunda de las reformas hechas en el siglo XVIII, con intervención de Juan de Villanueva por encargo de la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando. En 1869, el
Ayuntamiento de la capital, por medio del arquitecto José María Aguilar, decidió transformar el lado norte, que daba a la
Calle del Arenal, una
vía que se estaba convirtiendo en una de las más importantes del
Madrid decimonónico.