Juan Antonio Cuervo, el arquitecto responsable de la obra, ideó el templo actual en austero estilo Neoclásico, construido en ladrillo y granito, materiales tradicionales en la
arquitectura madrileña, con una gran
cúpula central sin tambor. La
fachada, muy plana, se anima por pilastras de orden toscano y un friso de triglifos, con una cornisa muy saliente; el cuerpo superior presenta un
ventanal en
arco que se trasdosa en el remate. Influjos herrerianos se perciben en los placados y los resaltes con almohadillado plano. En las
ventanas del cuerpo inferior aparecen veneras y
cruces de la Orden de Santiago.