Justo olvidaba preguntarle por la "cediula de tránsito" no lo habia visto nunca.
saludos.
saludos.
Bueno Alfredo: Contesto a tus preguntas: La cédula de tránsito (Y no cediula, Se me escapó una letra más) Era necesaria para desplazarse cerca de alguna frontera Así, cuando quise volver al pueblo que está tocando la raya de Portugal, pasó por el tren un inspector que al no llevarla yo, tomo mis datos. De momento no hubo consecuencias; pero cuando fuí a sacar mi pasaporte de la comisaría central de Layetana, me sacaron una multa de 25 pts que tenía que abonar antes de recuperarlo.
Coquillo es una expresión extremeña, para significar el remordimiento o aprensión por algo que mal se hizo. No reuerdo ahora con qué sentido lo dije, pero te pongo un ejemplo: "Me quedé con el coquillo de no haber podido resistir a esa tentación"
A la salida de Alconchel, por la parte alta del castillo, mi tío Antonio Rodríguez (Y padrino) poseía un campillo de unos 200 metros cuadrados. Lo tenía afectado al cultivo de garbanzos, que por aquellas latitudes son tiernos, gordos y sabrosos. Iba yo a menudo a contemplar la plantación, sobre todo cuando los garbanzos estaban listos para recoger, y que con el viento suenan como los sonajeros de los niños. Como el huerto era de mi padrino, podía entrar y coger un puñado de vainas para chuparlas: están saladas. Es cierto que con la brisa, suenan con ese peculiar ruido, seco, de chicharra. Ahora tengo que volver más arriba, porque no recuerdo Qué más me preguntas.
Coquillo es una expresión extremeña, para significar el remordimiento o aprensión por algo que mal se hizo. No reuerdo ahora con qué sentido lo dije, pero te pongo un ejemplo: "Me quedé con el coquillo de no haber podido resistir a esa tentación"
A la salida de Alconchel, por la parte alta del castillo, mi tío Antonio Rodríguez (Y padrino) poseía un campillo de unos 200 metros cuadrados. Lo tenía afectado al cultivo de garbanzos, que por aquellas latitudes son tiernos, gordos y sabrosos. Iba yo a menudo a contemplar la plantación, sobre todo cuando los garbanzos estaban listos para recoger, y que con el viento suenan como los sonajeros de los niños. Como el huerto era de mi padrino, podía entrar y coger un puñado de vainas para chuparlas: están saladas. Es cierto que con la brisa, suenan con ese peculiar ruido, seco, de chicharra. Ahora tengo que volver más arriba, porque no recuerdo Qué más me preguntas.
