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SAN MIGUEL DE LA RIBERA: Los timos de la estampita y del tocomocho todavía se...

Los timos de la estampita y del tocomocho todavía se practican en la provincia»
22.01.2013 | 00:57
-Usted también va a disertar hoy sobre los timos, ¿cuáles son los más frecuentes actualmente en Zamora?

-En los últimos meses se han producido varios timos de la estampita, que ya inmortalizó Tony Leblanc en una película. Está todavía en vigor tal cual. Una persona que se hace pasar por un minusválido, con sus ganchos, aborda a una persona a la que le cambian estampitas por dinero. La última ocasión que se llevó a cabo supuso la pérdida de muchos miles de euros. Se sigue creyendo en esta práctica porque es un momento en el que uno se ve que puede adquirir un dinero fácil, pero yo recomiendo que cuando la limosna es grande hay que desconfiar del santo. Cuando hay un dinero que no hemos pedido y que nos va a llegar muy alegremente, siempre recomiendo que se consulte con las personas del entorno o bien con la Policía llamando al 091, las 24 horas del día.

- ¿Los amigos de lo ajeno practican alguna estafa más?

-Hace un tiempo se vendió una máquina para hacer billetes, pese a que con el proceso de fabricación que tienen ahora resulta muy complicado fabricarlos. Además, el tocomocho todavía se utiliza. Estas estafas son las que más se practican porque la población de la provincia es mayor.

-La seguridad en las viviendas también preocupa a los mayores.

-Es fundamental porque abordan a los mayores en su domicilio personas que se hacen pasar por profesionales y a veces no lo son. Lo más típico son personas que quieren cambiar la goma del calentador o del gas y les facilitamos la entrada en nuestras casas. Recomendamos que no se deje acceder sin más e incluso que se llame a la Policía para constatar que esa persona trabajar para la firma que dice hacerlo. También hay personas que cuentan con una licencia y se dedica a eso, por lo que se debe pedir documentación acreditativa y, ante la duda, llamar para confirmarlo. A nuestro domicilio no se debe facilitar la entrada fácilmente porque el artículo 18 de la Constitución lo protege. El domicilio es inviolable y solo se puede entrar con el consentimiento de la persona que habita en él, con un mandamiento judicial o si se está cometiendo un delito en él y las fuerzas seguridad tienen que entrar.