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QUIRUELAS DE VIDRIALES: LA NOCHE DE TODOS LOS SANTOS...

LA NOCHE DE TODOS LOS SANTOS

Gracias por las fotos, veo que has vuelto, ¿había muchas setas? En los viejos tiempos de la infancia había una noche única, la de Todos los Santos. Lo era especialmente para todas las madres porque ese día después de la cena iban al café a ver el Tenorio. Cada año la versión era diferente y había muy pocas televisiones en el pueblo. Así que para ellas era un poco como el día de las Aguedas, donde se celebra, pues de no ser por esta noche parecería que los bares, como las bodegas, les estarían vedados. Tradición que les haría recordar sus años mozos, cuando se les permitía ir a las comedias de los pueblos cercanos haciendo una excepción, que el resto del año, salvo la fiesta, al oscurecer p´a casa. La noche se hizo para el lobo, se decía. Los niños aparte de este día contábamos con algún otro para trasnochar; recuerdo sobre todo los combates de boxeo, aquel Urtain. Una noche ni siquiera llegué a tiempo para verlo, en los bares no cabía un alfiler y me quedé fuera. En el primer asalto, nada más salir –nos contaron-, le arreó un mamporro y despachó al pobre "paquete" de turno.
Olvidando al tal Urtain, a Legrá y a Carrasco y también a D. Juan y a Dª Inés voy a poneros un poema que gustará a los más religiosos y a los menos, a los creyentes y a los agnósticos. A los que lo conozcáis no os importará releerlo por lo bueno y nada difícil, aparentemente sencillísimo que es este soneto-oración, de autor anónimo del S. XV. A señalar ese insistente "me mueve", desde lo más hondo, como las campanas.

No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muévesme al tu amor en tal manera
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
que aunque cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.