CUANDO éRAMOS NIñOS
¿Te recuerdas en aquel tiempo cuando las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico: “pito, pito, gorgorito, dónde vas ves tú tan bonito? A la era, verdadera... ¡pim, pom, fuera!” Se podían arreglar las cosas con un simple: ¡no ha valido! Los errores se arreglaban diciendo: ¡volvamos a empezar! El peor castigo era escribir 100 veces: no volveré a... Tener dinero sólo significaba poder comprar un helado o una bolsa de chuches cuando salías de la escuela. Hacer una montaña de arena o una cueva en la tierra nos mantenía felizmente ocupados durante toda una tarde. Para salvar a nuestros compañeros, solo hacía falta gritar y decir: ¡salvados! Cuando enfadarte era decir: ¡ya no soy tu amigo! Siempre descubrías tus habilidades más ocultas a causa de uno: ¡aquí no se hace eso! Sólo estaba prohibido jugar con fuego. ¡te... El último! Era el grito que dábamos corriendo como locos. Nos gustaba jugar a policías y ladrones. Era más divertido hacer de ladrón. Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficaz arma. Ser el último en el equipo de fútbol, era lo peor que te podía pasar. El hermano mayor, el peor de los tormentos, pero también el más celoso, fiel y protector. Nunca faltaban los caramelos que traían los Reyes Magos o el regalo del Ratoncito Pérez. La palabra guerra, sólo significaba tirarse bolas de papel o trozos de goma de borrar Milán. El negocio del siglo consistía en cambiar los cromos repetidos. El mayor tesoro era encontrar trozos de tiza en el suelo para pintar en las paredes. Todas estas cosas nos hacían felices, no necesitábamos nada más que una pelota, una cuerda y dos amigos para pasarlo bien. Si podemos recordar la mayoría de las cosas, he conseguido dibujarte una sonrisa y significa que hemos tenido una infancia feliz. Enhorabuena. Emilio (€1000io).
¿Te recuerdas en aquel tiempo cuando las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico: “pito, pito, gorgorito, dónde vas ves tú tan bonito? A la era, verdadera... ¡pim, pom, fuera!” Se podían arreglar las cosas con un simple: ¡no ha valido! Los errores se arreglaban diciendo: ¡volvamos a empezar! El peor castigo era escribir 100 veces: no volveré a... Tener dinero sólo significaba poder comprar un helado o una bolsa de chuches cuando salías de la escuela. Hacer una montaña de arena o una cueva en la tierra nos mantenía felizmente ocupados durante toda una tarde. Para salvar a nuestros compañeros, solo hacía falta gritar y decir: ¡salvados! Cuando enfadarte era decir: ¡ya no soy tu amigo! Siempre descubrías tus habilidades más ocultas a causa de uno: ¡aquí no se hace eso! Sólo estaba prohibido jugar con fuego. ¡te... El último! Era el grito que dábamos corriendo como locos. Nos gustaba jugar a policías y ladrones. Era más divertido hacer de ladrón. Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficaz arma. Ser el último en el equipo de fútbol, era lo peor que te podía pasar. El hermano mayor, el peor de los tormentos, pero también el más celoso, fiel y protector. Nunca faltaban los caramelos que traían los Reyes Magos o el regalo del Ratoncito Pérez. La palabra guerra, sólo significaba tirarse bolas de papel o trozos de goma de borrar Milán. El negocio del siglo consistía en cambiar los cromos repetidos. El mayor tesoro era encontrar trozos de tiza en el suelo para pintar en las paredes. Todas estas cosas nos hacían felices, no necesitábamos nada más que una pelota, una cuerda y dos amigos para pasarlo bien. Si podemos recordar la mayoría de las cosas, he conseguido dibujarte una sonrisa y significa que hemos tenido una infancia feliz. Enhorabuena. Emilio (€1000io).
