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QUIRUELAS DE VIDRIALES (Zamora)

Zarcera-Pélico

Una pequeña contribución a este tema tan "espiritoso":

Si Dios en su santa bondad
siempre borrachos nos tiene
¿será porque nos conviene?
¡HAGASE SU VOLUNTAD!

(Chin Chin)
NO ES UN VINO CUALQUIERA

Ni es morapio peleón
ni es un blancuzco purrela:
yo bebo con emoción
y con todo el corazón
el clarete de Quiruelas.

Este que tú ves aquí,
al trasluz del claro sol, ... (ver texto completo)
Como la danza sale de la panza, tras comer y beber G se siente eufórico. Mientras la cuadrilla -muy numerosa- se dirige al bar a jugar la partida, G ya piensa en arreglarles el cuerpo con una buena felpa, zurrarles una gran somanta; aunque el juego no fuese su especialidad. Quien vive del sable no descansa nunca y para algunos acabada la cena llegará el cáliz...
Con las prisas, amén de la carne, G se llevó de camino un par de versos:
Romance de Cándido:
./ ¡Esta bodega es muy fresca!/ ¡Qué rico ... (ver texto completo)
Una vez Cándido, un campesino del valle, estaba regando un sábado por la tarde. Había quedado para cenar con su habitual cuadrilla en la bodega y se le hizo tarde. Cuando llegó, además de a sus habituales compañeros, se encontró con el ilustre huesped que tanto los honraba con sus visitas (O sea G: \"Me dijistéis sin aquella, la primera vez que vine...)que se les había pegado. Cándido, siempre muy servicial, les ayuda a recoger y G se dirige a él y le habla como veréis.

ROMANCE DE CáNDIDO Y G ... (ver texto completo)
PERSONA NON GRATA (3ª Parte y Final)


Hasta que llegó el día, sábado por la mañana, en que cazaron un ratón, lo metieron en la jarra y le añadieron vino, para la merienda-cena de la tarde, por si se presentaba. Sabían que en guiso o asado lo comería sin inmutarse, ya fuese rata, ratón, gato y hasta pollo de pega (urraca), y que, si tenía sed, bebía un gran primer trago a palo seco, aunque no destacase como bebedor. Vaya si se presentó, y le ofrecieron la jarra que le tenían preparada, entreteniéndolo con disimulo. Así me lo contaron:
"A M ya no le cocieron más las berzas (estaba más que harto, no lo pudo sufrir) y dijo: ¡Como venga va a ver ese! Traía secaño y echó el tragazo... Creo que se le atalancó el ratón en la golosa. Le preguntamos con segundas: ¿Estás mal a gusto, G?, ¿Te pones malo? Tosió una vez y p´a dentro y siguió: Nada, nada...que es que...¡me he tragao un mosquito!"


Este es el auténtico gorrón que actúa por placer y sablea por vocación. No el bribón esporádico que combate el hambre o simplemente la previene. Alerta sobre los peligros de invitar a un trago y...a algo más, que nunca se sabe, a determinados tipos. La hospitalidad era proverbial con cualquier forastero, desconocido incluso. Abusos así escarmentaron y abrieron los ojos de muchos, que aprendieron a excusarse. Como hacían los de la ciudad cuando les tocaba corresponder y no sabían estar a la altura. No era extraño que en verano o por las fiestas se presentaran en casa de improviso un montón, parientes y amigos de un pariente (invitaban a su casa de la ciudad para ganarse la confianza, a sabiendas de que nunca irían). Alojamiento y comida especial gratis, y mucho jaleo y quebraderos de cabeza para las amas de casa. Así que cuidadín con cierto convidado, que no es precisamente de piedra: si te engaña una vez la culpa es suya, pero si lo hace de nuevo eso ya...¡Concho!, es por no de ti.
Saludos a todos. El fito. ... (ver texto completo)
Fito:

Eres bueno tio... Eres muy bueno... Con tus comentarios sobre historias del pueblo. Tú si que sabes. Continúa. Queremos más.
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EL INVITADO (2ª Parte)

Hubo un célebre forastero casado con una paisana, llamémosle G, de gorrón, de aquí en adelante, quiero citar sólo el pecado. Los fines de semana aparecía en su flamante Mercedes por el pueblo y, por la tarde, como intuyese que había para asar, ya fuese por señales inequívocas como ver a alguno arrastrar mañizos, bolsas, conversación previa en el bar o movimiento de personas sospechoso, etc, G asomaba a su puerta justo cuando pasaban o, el muy ladino, se hacía el encontradizo ... (ver texto completo)
Nosotros todavia continuamos la tradicion de las bodegas. Creerme, es lo mejor. Cenas sin tener hambre, bebes sin tener sed, etc...La culpa es nuestra que pensamos que estarán siempre. Las tenemos olvidadas.
Saludos.