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MALVA: pues he de deciros que yo he comido hoy unos torresnillos,...

Crónica de una letra minúscula.

Los torreznillos de Ursicino.

Un día de esos de invierno, llegó como tantas otras tardes a mi casa, mi tío Ursicino, el abuelo de Miguel, era una de esas personas mayores, con las que daba gusto charlar, aunque yo era muy pequeño, lo recuerdo, y a mi madre siempre le he escuchado decir, que daba buenos consejos. Ese día no sé por que saldría el tema de las meriendas o de las comidas, el caso es que me contó, que cuando él era mozo, estaba un día en el campo con una cuadrilla de segadores.
En aquellos tiempos, cuando llegaba la época de la siega, a primeros de Julio, llegaban al pueblo cuadrillas de segadores, ya que la mies se segaba prácticamente a mano, con la hoz, se hacían gavillas, que se acarreaban con los carros por la noche. Era un trabajo muy duro, de mucho ejercicio físico, por no decir penoso, se hacía a pleno sol, con sombreros de paja, y muchas horas doblando el esqueleto.
Llegada la hora del almuerzo, que lo llevaba el patrón o dueño de las tierras, básicamente unas hogazas de pan, y unas fiambreras (en Malva ciambreras) de torreznillos.
Sentados todos en el suelo, en corrillo, va abriendo Ursicino las ciambreras, donde aparecen unos torreznillos de esos exquisitos, con unos cueros dorados rebosantes, hermosotes. Observa que las caras de los segadores no están en consonancia, denotan un gesto no de mucho contento, de lo contrario tal vez.
Ursicino les dice:
- ¿Qué pasa, no gustan los torreznillos?
- Gustar, gustar, lo que se dice gustar, lo que pasa es que estamos un poco cansados, en este pueblo siempre de almorzar, te dan torreznillos.
- ¿Pero de que estáis cansados de los cueros o del tocino de los torreznillos?
- Hombre de que vamos a estar cansados. ¡Del tocino! De los cueros no se cansa nadie- Respondieron.
- Pues no os preocupéis- Cogió el primer torreznillo, con una mano, por la parte del cuero, llevandolo directamente a la boca, le rebanó todo el tocino con los dientes y le dio el cuero, al primero que pillo, un cacho pan a la boca, acto seguido otro torreznillo, dándole el cuero al siguiente, así sucesivamente, con algún trago de vino de por medio, fue dando cuenta de todos los torreznillos, y a segar de nuevo se ha dicho.
Al poco rato de seguir segando, estaban todos con el drupo pegado al espinazo y con más hambre que el perro un cabrero.
Al día siguiente no veas que rico estaba el tocino y que listicos anduvieron con él.

pues he de deciros que yo he comido hoy unos torresnillos, eso si con muchos tricliceridos y L'casei inmunitas. por cierto JMG como siempre que buenas son tus cronicas, majo da gusto leerlas
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Tania, como salgas a tu padre en eso de los relatos! entra de vez en cuando