FERRERAS DE ARRIBA: Hace mucho tiempo cuando todavía no existía la luz...

Hace mucho tiempo cuando todavía no existía la luz eléctrica y la gente se alumbraba con candiles, sucedió una historia en el pueblo, en una familia donde la madre era una de esas mujeres que creían en brujas y en fantasmas.

La historia comienza cuando el hijo mayor de tan solo 12 años iba al pajar y se encontró con la Ti Maria:

-¿A dónde vas rapa, que vas tan asustao?
-¡Hay Ti Maria, si supierais lo que nos pasó ayer por la noche!
-hay de mi ¿pos que vus pasó?
-pos que estábamos en la cocina al serano escasacando fréjoles bardinos cuando de oyó una estremujina en la cuadra, y dijo mi madre:
-hay de mi ya andan las brujas detrás de las vacas.
- y mi padre cogió un lumbreiro y salió a ver que pasaba.
-¿y que pasó, que pasó?
-pos nada que tenemos un jato y se soltó del presebe y andaba entre las vacas, mi padre que lo fue a prender porque andaba mamando de la chota, y al agarrarlo se resbaló y cayó entre las muñincas (que encima las vacas tenían canillo) y se enzufaldrió todo.
Cuando agarró al jato para prenderlo empezó la burra a hurniar y mi padre se asustó, porque le trincó los coices; las gallinas que estaban en el pulleiro se alborotaron y empezaron a cacarear ¡y ala otra estremujina!
Mi padre que se asustó, otra vez salió trupicando pal corral y se enredó con un estarapazo, y se cayó pal suelo, cuando estaba espurrido entre el carro el perro empezó a ladrarle y lo quiso ajagar, cuando se creía también que era cosa de brujas, y fue a ver como estaban los cuchinos y cuando llegó estaban apaciguaos, pero de repente empezaron a cuyincar y mi padre no le dio tiempo a agacharse se pegó con la cabeza en él, y marchó de reculas para caer en el arca del harina; y entre lo sudao que estaba y enzufaldriao por el canillo que tenían las vacas salió todo blanco de harina.
¡Cuando entró a la cocina corriendo!, mi madre que tenía el gancho de la lumbre en la mano, pensó que eran las animas que venían a buscarla le pegó en la cabeza de mi padre con el gancho, y se la rompió ¡y ala otra vez que se espurrió en el suelo!
Menos mal que mi hermanica estaba tumbada en la escañeta durmiendo, sino seguro que también se atostaja como mi madre.
Y eso es todo lo que nus pasó
-¡hooo! Cuitadico pues eso ya pasó a sin que ahora sosiégate un poco y estate tranquilo, y dile a tu madre que cuando oiga otra estremujina de esas le ponga una vela a las animas y le eche un responso a San Antón, veréis como no vuelve pasar.



Hace mucho tiempo cuando todavía no existía la luz eléctrica y la gente se alumbraba con candiles, sucedió una historia en el pueblo, en una familia donde la madre era una de esas mujeres que creían en brujas y en fantasmas.

La historia comienza cuando el hijo mayor de tan solo 12 años iba al pajar y se encontró con la Ti Maria:

-¿A dónde vas rapa, que vas tan asustao?
-¡Hay Ti Maria, si supierais lo que nos pasó ayer por la noche!
-hay de mi ¿pos que vus pasó?
-pos que estábamos en la cocina al serano escasacando fréjoles bardinos cuando de oyó una estremujina en la cuadra, y dijo mi madre:
-hay de mi ya andan las brujas detrás de las vacas.
- y mi padre cogió un lumbreiro y salió a ver que pasaba.
-¿y que pasó, que pasó?
-pos nada que tenemos un jato y se soltó del presebe y andaba entre las vacas, mi padre que lo fue a prender porque andaba mamando de la chota, y al agarrarlo se resbaló y cayó entre las muñincas (que encima las vacas tenían canillo) y se enzufaldrió todo.
Cuando agarró al jato para prenderlo empezó la burra a hurniar y mi padre se asustó, porque le trincó los coices; las gallinas que estaban en el pulleiro se alborotaron y empezaron a cacarear ¡y ala otra estremujina!
Mi padre que se asustó, otra vez salió trupicando pal corral y se enredó con un estarapazo, y se cayó pal suelo, cuando estaba espurrido entre el carro el perro empezó a ladrarle y lo quiso ajagar, cuando se creía también que era cosa de brujas, y fue a ver como estaban los cuchinos y cuando llegó estaban apaciguaos, pero de repente empezaron a cuyincar y mi padre no le dio tiempo a agacharse se pegó con la cabeza en él, y marchó de reculas para caer en el arca del harina; y entre lo sudao que estaba y enzufaldriao por el canillo que tenían las vacas salió todo blanco de harina.
¡Cuando entró a la cocina corriendo!, mi madre que tenía el gancho de la lumbre en la mano, pensó que eran las animas que venían a buscarla le pegó en la cabeza de mi padre con el gancho, y se la rompió ¡y ala otra vez que se espurrió en el suelo!
Menos mal que mi hermanica estaba tumbada en la escañeta durmiendo, sino seguro que también se atostaja como mi madre.
Y eso es todo lo que nus pasó
-¡hooo! Cuitadico pues eso ya pasó a sin que ahora sosiégate un poco y estate tranquilo, y dile a tu madre que cuando oiga otra estremujina de esas le ponga una vela a las animas y le eche un responso a San Antón, veréis como no vuelve pasar.


5 Cts/kWh para tarifa 3.0 TD, autónomos y empresas
Llama al 654 409 325, ofertas especiales para Pueblos de España