Amigo ESCUDERO: permite que te llame de esta manera, máxime en estos días, que a lo que parece se saluda un poco mas de cerca. Creo haberte leído en alguna parte: no se donde puesto, que frecuento el Norte geográfico, muy a menudo... a la vez que penetro en los fríos "nortes" de lo humano. Prometía ayer, un poema, que en el momento de nacer este, acababa de ver las grandes nevadas... a la vez que "regresaba" a un pasado lejano, y de este, me nacieron mis particulares Villancicos.
Legué al norte de un camino
que me robó amaneceres:
viera perecer los trigos
verdes de mis campos verdes.
Se apagaron los villancicos
de floridos romerales.
En el andén de su destino
viera vacilar los hombres
como extraviados: perdidos
en un obscuro horizonte...
Sin encontrar villancicos.
Viendo rotos sus belenes.
Fueron mil ruidos, mil voces
las que turbaron mis lirios:
Voces de hierro en el aire
oscuro, abrasando mis olivos...
El musgo de mis belenes
viera esconderse aterido.
Y viera partir las aves
por los cielos amarillos.
Y caminando los hombres,
lívidos... sus rostros lívidos
sin encontrar los belenes,
ni de paz los villancicos...
Y viera llorar los sauces,
de las orillas del río.
Y viera en las largas noches
el ancho cielo, encendido
de resplandores brillantes
que destrozaban mis nidos.
! Y lloraban mis trigales,
los viejos robles, los pinos,
centenarios olivares
en los campos sin rocío!
Y se borraron belenes.
por aquellos campos míos
JM (LIBERTAD)
Por un norte y sus caminos
Legué al norte de un camino
que me robó amaneceres:
viera perecer los trigos
verdes de mis campos verdes.
Se apagaron los villancicos
de floridos romerales.
En el andén de su destino
viera vacilar los hombres
como extraviados: perdidos
en un obscuro horizonte...
Sin encontrar villancicos.
Viendo rotos sus belenes.
Fueron mil ruidos, mil voces
las que turbaron mis lirios:
Voces de hierro en el aire
oscuro, abrasando mis olivos...
El musgo de mis belenes
viera esconderse aterido.
Y viera partir las aves
por los cielos amarillos.
Y caminando los hombres,
lívidos... sus rostros lívidos
sin encontrar los belenes,
ni de paz los villancicos...
Y viera llorar los sauces,
de las orillas del río.
Y viera en las largas noches
el ancho cielo, encendido
de resplandores brillantes
que destrozaban mis nidos.
! Y lloraban mis trigales,
los viejos robles, los pinos,
centenarios olivares
en los campos sin rocío!
Y se borraron belenes.
por aquellos campos míos
JM (LIBERTAD)
Por un norte y sus caminos
