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CUENCA DE CAMPOS: Qué fácil sería para esta mosca,...

Me dice el ciego con su sabiduría que puedes imaginarte hasta donde llega, que hay veces que el problema no es la mosca, sino la gente.
Dos personas comiendo en un restaurante, piden una ensalada y se posa una mosca; seguro que no reaccionan igual, ¿tu que harías? ¿Quitarías la mosca o mandarías cambiar la ensalada?

Me río con el ciego. Le pregunto que el que haría, y me responde que lo más importante en una ensalada es el aceite, el vinagre y por supuesto la sal, sino no sería ensalada, y que como él no ve, si tercia se come la mosca.

Qué fácil sería para esta mosca,
con cinco centímetros de vuelo
razonable, hallar la salida.

Pude percibirla hace tiempo,
cuando me distrajo el zumbido
de su vuelo torpe.
Desde aquel momento la miro,
y no hace otra cosa que achatarse
los ojos, con todo su peso,
contra el vidrio duro que no comprende.
En vano le abrí la ventana
y traté de guiarla con la mano;
no lo sabe, sigue combatiendo
contra el aire inmóvil, intraspasable.

Casi con placer, he sentido
que me voy muriendo; que mis asuntos
no marchan muy bien, pero marchan;
y que al fin y al cabo han de olvidarse.

Pero luego quise salir de todo,
salirme de todo, ver, conocerme,
y nada he podido; y he puesto
la frente en el vidrio de mi ventana.

Como veo que va de moscas, ahí va mi pequeña aportación para unos amigos que me recibieron muy amablemente hace un par de tardes.
Saludos para ellos.