SIEMPRE FUE MUJER DE ESCAPARATE.
Aquella mujer que parecía entrar o salir del escaparate, un día la vi sobre la arena de la playa, me pareció ser una mujer normal, sin chulería, sin adornos, solo su traje de baño de una sola pieza, donde se notaban sus arrugas, y yo pensé que nadie está libre de verse con los años encima que La Madre Naturaleza nos va dando, Las cremas y demás potingues pudieran aliviar nuestras miserias, aunque nunca nos quitan años, por mucho que le demos vueltas, Miré a esa mujer de arriba abajo, siempre la admire, ella parecía una persona sin arrugas, siempre delicada, hasta para tomar café, llegue a pensar si sería de porcelana, pero estaba equivocado, era de carne y hueso como todos los humanos, aquel día en la playa me sentí como si hubiera tenido errores imposibles de olvidar, la mire de cerca, quise pasear al lado donde ella tomaba el sol, de pronto vi cantidad de arrugas, de las que no se ven si llevas un traje bueno. O sea, una falda o abrigo bonito, y pensé para mis adentros, los años no perdonan ni a las mujeres guapas, quizá la que tuvo retuvo hasta la vejez, pero imposible de ser una flor de escaparate diario, ahora cuando me afeito y me veo las canas y la calva, se me quita el complejo, ya que yo antes decía, me estoy poniendo mayor o viejo, ahora lo trato de disimular, no también como esa mujer de porcelana del escaparate. Pero me complace el pensar que como dice el refrán castellano, mal de muchos consuelo de tontos. Así seguiré mirando a esa mujer del escaparate que tanto me agrada verla. Aun sabiendo que pudiera ser porcelana lo que de verdad reluce, cuando la imaginación trabaja a fondo el misterio casi prefieres no descubrirlo, pues muchos modelos de vida se te van al suelo sin tu querer tirarlos, a veces es mejor seguir con tu idea que no despertar con la verdad por delante. G X Cantalapiedra.
Aquella mujer que parecía entrar o salir del escaparate, un día la vi sobre la arena de la playa, me pareció ser una mujer normal, sin chulería, sin adornos, solo su traje de baño de una sola pieza, donde se notaban sus arrugas, y yo pensé que nadie está libre de verse con los años encima que La Madre Naturaleza nos va dando, Las cremas y demás potingues pudieran aliviar nuestras miserias, aunque nunca nos quitan años, por mucho que le demos vueltas, Miré a esa mujer de arriba abajo, siempre la admire, ella parecía una persona sin arrugas, siempre delicada, hasta para tomar café, llegue a pensar si sería de porcelana, pero estaba equivocado, era de carne y hueso como todos los humanos, aquel día en la playa me sentí como si hubiera tenido errores imposibles de olvidar, la mire de cerca, quise pasear al lado donde ella tomaba el sol, de pronto vi cantidad de arrugas, de las que no se ven si llevas un traje bueno. O sea, una falda o abrigo bonito, y pensé para mis adentros, los años no perdonan ni a las mujeres guapas, quizá la que tuvo retuvo hasta la vejez, pero imposible de ser una flor de escaparate diario, ahora cuando me afeito y me veo las canas y la calva, se me quita el complejo, ya que yo antes decía, me estoy poniendo mayor o viejo, ahora lo trato de disimular, no también como esa mujer de porcelana del escaparate. Pero me complace el pensar que como dice el refrán castellano, mal de muchos consuelo de tontos. Así seguiré mirando a esa mujer del escaparate que tanto me agrada verla. Aun sabiendo que pudiera ser porcelana lo que de verdad reluce, cuando la imaginación trabaja a fondo el misterio casi prefieres no descubrirlo, pues muchos modelos de vida se te van al suelo sin tu querer tirarlos, a veces es mejor seguir con tu idea que no despertar con la verdad por delante. G X Cantalapiedra.
