SORIA: Esta todo mal...

Esta todo mal

La frase con que inicio este artículo, y que sirve de punto de partida para asomarme nuevamente desde las páginas de este periódico a todos sus lectores, resume lo acontecido en una prolongada ausencia literaria. Tras un periodo de sosiego y relajo, con gran perplejidad he presenciado, como todos, la decadencia paulatina en que han instalado los gobernantes y los anónimos mercados a unos ciudadanos confiados en que las cosas siempre tienden a mejorar, nunca a empeorar. Destrozados en nuestro acomodado modelo de vida, todo parece estar mal y lo consideramos injusto, pues quien más o quien menos se ha esforzado para no verse ahora asimismo defraudado.
Está todo mal, puede ser una afirmación, un interrogante, una exclamación y hasta convertirse en un grito publicitario por mor de la multinacional sueca (la de la llave Allen), que lo ha convertido en lema para atracción comercial de sus productos en una campaña, también, con otra frase significativa: tengo derecho a mi fiesta. Una multinacional que abrirá centro en Valladolid y que bien podía haber montado una «gran fiesta» en Ávila que por el momento no habrá. Algún día se develará el porqué los abulenses non han sido invitados a esa fiesta.
Volviendo al título, está todo mal, se ha convertido en la frase, desgraciadamente, preferida del café de la mañana, en las reuniones de amigos, en los contactos comerciales. De cuantas acepciones gramaticales tiene la frase, prefiero quedarme con su sentido interrogante, ya que su significado afirmativo parece obligar al conformismo. No participo de quienes repiten mucho y alto la frase, ni tampoco de quienes opinan que hay que resignarse, que ya vendrán tiempos mejores. Al contrario, el tiempo es ahora. Si a diario nos preguntamos: ¿está todo mal?, nos daremos cuenta que la respuesta no debe responderse en términos absolutos y ello sin dejar de reconocer la sensación de Apocalipsis que parece se ha instalado entre nosotros, sin deseo de abandonarnos y lo que es más preocupante, sin aparente voluntad de respuesta.
Es tan fácil como irreprochable que cada uno en su circulo profesional o familiar afirme con rotundidad que está todo mal. ¿Está todo mal? Depende. Como dice Jarabe de Palo: Depende, de qué depende, de según como se mire, todo depende. Aunque no me identifico con el personaje, he de reconocer que una frase dicha por él supuso un cambio a una realidad. El prócer no era otro que el ínclito Laporta que acuñó una frase, hoy hasta célebre: «al loro, que no estamos tan mal». Meses después su equipo ganaba todo. Pues eso, al loro.
Francisco Isaac Pérez de Pablo
diariodeavila. es


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