BUSCANDO A CAFFARENA
Continuando con el folklore escribirá en el diario “La Tarde” de Málaga, en 1967, un artículo “Lo flamenco superpuesto a lo vernáculo” en el que dice:
“Si la muerte prematura de Schindler no le hubiese impedido investigar en el folklore andaluz hubiera buceado en lo celtibéricorrománico, no en lo arábigogitano, sólo en lo que permanece oculto en los estratos bajos de la geología folklórica del Sur. Hubiera investigado en lo que hoy se observa esporádicamente a flor de tierra. El caso, por ejemplo de los Verdiales, en la provincia de Málaga, en la zona montañosa de la Cala (antiguo distrito de la Axarquía musulmana), no influida por las melodías arábigogitanas. Los verdiales presentan fisonomía de algo anterior al siglo VII, con gran similitud a las danzas de Valdeavellano de Tera y San Pedro Manrique, de Soria”.
También en 1918 compuso “Los Caballeros de Castilla”. Del mismo año es “Ars Hispaniae” dedicado a su amigo Clemente Sáenz “con cuya amistad me honro desde los años juveniles” escribiría en “Sur”, casi medio siglo después. Unos años más tarde, (Soria, julio de 1922) compone “Campesina”:
Yo en Castilla he vivido orgulloso
y he subido a sus cumbres más altas,
percibiendo en sus picos de nieve
rumor de baladas...”
Continuando con el folklore escribirá en el diario “La Tarde” de Málaga, en 1967, un artículo “Lo flamenco superpuesto a lo vernáculo” en el que dice:
“Si la muerte prematura de Schindler no le hubiese impedido investigar en el folklore andaluz hubiera buceado en lo celtibéricorrománico, no en lo arábigogitano, sólo en lo que permanece oculto en los estratos bajos de la geología folklórica del Sur. Hubiera investigado en lo que hoy se observa esporádicamente a flor de tierra. El caso, por ejemplo de los Verdiales, en la provincia de Málaga, en la zona montañosa de la Cala (antiguo distrito de la Axarquía musulmana), no influida por las melodías arábigogitanas. Los verdiales presentan fisonomía de algo anterior al siglo VII, con gran similitud a las danzas de Valdeavellano de Tera y San Pedro Manrique, de Soria”.
También en 1918 compuso “Los Caballeros de Castilla”. Del mismo año es “Ars Hispaniae” dedicado a su amigo Clemente Sáenz “con cuya amistad me honro desde los años juveniles” escribiría en “Sur”, casi medio siglo después. Unos años más tarde, (Soria, julio de 1922) compone “Campesina”:
Yo en Castilla he vivido orgulloso
y he subido a sus cumbres más altas,
percibiendo en sus picos de nieve
rumor de baladas...”